Decirlo, era más fácil que hacerlo. Al menos así lo veía Keith, a pesar de convertirse en el piloto del león negro y forjar un vínculo con él, sentía que éste no era tan fuerte como con el león rojo. Y tal vez, ello se debía a su renuencia de aceptarse y verse a sí mismo como el guía que los demás paladines necesitaban, como el líder que Voltron requería que fuera para salvar el universo. Keith no estaba del todo listo para afrontar una decisión así, menos si el león negro llegaba a dudar de sus capacidades pero, si hasta el momento había respondido a él y era capaz de escucharlo, solo podía significar que lo aceptaba, que era totalmente digno de él, de su puesto y las responsabilidades que ello conllevaba.

— No entiendo qué es lo que quieres probar o demostrar, Shiro.