-No desistió ante el duro jalón que remeció sobre su nuca, manteniéndose firme con ese cuello de hierro que no regaló un solo centímetro lejos de sus labios; ultrajando una y otra vez los rebeldes labios de la legendaria druida. Incluso pareció encumbrarse ante la bravata anterior; levantándola por los glúteos hasta que sus pies dejaron de tocar el suelo y compartieron la misma altura en sus rostros; facilitando el manjar que se daba en su boca.-

—Hm...jm— Iracundo el beso que no dejo en paz el hambre por sus labios, se movieron al compás de la sed que los ajenos también tenían por los propios, resonando los chasquidos entre las no muy delicadas succiones que hacían ladear el pálido rostro de la guerrera Celta de lado a lado. El agarre de sus curvas no le tomó por sorpresa no alarmó, tan sólo provocó que la fiera en su interior agarrara de la coleta ajena y tirara de la misma cual rienda de un caballo, mientras el tomaba posesión de la suave y firme carne redonda de sus glúteos estrujados contra sus palmas sin misericordia alguna.

-Respondió iracundo; enzarzando su boca contra la de ella en un ávido y lujurioso beso, pintoresco por el fuerte chasquido sonando al compás de los refregones. Sus atrevidas manos bajaron a través de sus curvas; bosquejando la frondosidad de su cuerpo hasta aterrizar directamente en su trasero sin mayor ceremonia; apretando hasta estrangular.- Hmph~

—Lo noto —Su voz más grave y madura que el de una típica chica, se escuchó suave su timbre por simple y única causa de que era él; sus curvas apretadas bajo su suit de combate quedaban aplastadas contra el fornido cuerpo del joven guerrero. Frente a frente sus manos dejaron el descanso en sus caderas para tomar los costados del rostro ajeno—En ese caso, ven — Demandó y ni siquiera espero respuesta del otro para halarle hacia su rostro y besar sus labios de manera no muy delicada, pero todo indicaba que entre esa duda forma de besar yacía el amor por su eterno amor.

Tengo un deseo infinito ¿por qué la sorpresa de ello? -Respondió el héroe, con esa actitud engreída e insoportable que se exhibía en el canturreo de su voz y en la zafia sonrisa rufianesca; marcada con la intensidad de una greca sobre sus labios.- Uh~ -Lejos de inmutarse, sus ojos inyectados en prana relumbraron ante la desafiante cercanía. Y en la iridiscente concupiscencia brillando en su mirada, se acercó un paso más hasta que sus cuerpos se apretaron erguidos uno contra el otro.-

—Ah~ Alguien desea algo parece — Sonríe de forma tenue más perceptible ante su mirada, colocando sus manos en las curvas de sus caderas; típico en su firme y seguro andar, cuando no portaba sus letales lanzas hechizadas. Se detuvo con lentitud frente a él cuando llegó tras un par de pasos. Tuvo que elevar su mirada a causa de la obvia diferencia de alturas, esperando alguna palabra de su elocuente esposo y antes enérgico pupilo.

Otrora la más grande belleza del mundo mitológico. Hoy la epitome de la perfección~