Eso me agradaría de ver - Suspiró al ver que estaba decidido en matar a quien se le acercara con dobles intenciones, algo molesto para ella en verdad al no desear otro hombre más que el peliazul- ¿Sabes que puedo caminar, cierto? - Es lo último que agregó antes de desaparecer con su cónyuge-

Tal vez debería hacerlos probar primero la mía -Blandió una resplandeciente floritura horizontal con el filo de su lanza en la otra mano, bosquejando una irradiante línea escarlata por el frente de su cuerpo que se desvaneció poco a poco; mientras marchaba estoico con la druida en su hombro, en dirección a las antiguas tierras de Dún Scáith.- Nadie toca a mi mujer.

?! -No era una mujer que se sobresaltara de manera obvia, sólo un quejido por lo bajo casi inaudible, evocó la letal lanceta. - ¿¡Qué haces Setanta!? -Inquirio con su todo obviamente confundido, sujetándose de la espalda de quien ahora le doblaba en altura - Todos saben que soy tuya al ser tu esposa y el que no, el filo de mi lanza probará -Cierra agrado le dio ver que le cuidaba en ese sentido, nunca un hombre que no hubiera sido él le había protegido de ese modo-

-Llegó, y simplemente la abrazó por los muslos con la diestra para echársela posesivamente sobre el hombro y llevársela consigo.- Tengo que cuidarte mucho en todos lados, está gente nunca entiende que eres m-í-a~