En inicio no comprendió, sin embargo sólo bastaron unos segundos para caer en cuenta y apartar su mano de la frente ajena, parpadeando un par de veces rapidamente. —Es por la ropa entonces. Es un cambio considerable pero el clima es propicio para ello, me estaba sofocando.— dijo con toda naturalidad, haciéndose a un lado para mostrarle un vaso de limonada con agua gaseosa y hielos. — Rin me enseñó a hacer ésto, pruebalo. —le acercó el vaso, mirándolo fijamente.
[code]Aunque digas eso, Saber. -Cerró sus ojos al sentir la mano de su Servant sobre su frente, sabiendo de antemano que no se encontraba enfermo- Si, lo sé.. -Niega con la cabeza, intentando tranquilizarse- ¡No es nada! Estoy bien... Es solo que... -Murmura en voz baja.- Nunca antes te habia visto de esa forma, Saber.[/code]
— Preocuparte por mi es innecesario, Shirou. —dio un paso al frente para con su mano libre palpar la frente de su master y así, poder verificar su temperatura al sugerirse a si misma un posible resfriado.— Tu temperatura es adecuada ¿Puedes decirme, Master, cuál es la razón de tu vergüenza? —sin jugar más a adivinar más sobre su estado físico, acudió sin tiento ni discreción a saber el porqué el joven actuaba de esa manera. Si algo era cierto, es que la rubia no se identificaba como una mujer en varios aspectos y la femineidad no formaba parte de si como para saber o siquiera intuir que su apariencia podría causar reacciones de esa naturaleza, en especial porqué la ceñida blusa exponía bastante de esa piel clara y tersa, que aún bajo la rudeza de los combates no perdía frescura.
[code]-Suspiró levemente al ver como la rubia se retiraba la manta con la que el le habia cubierto segundos antes.- Esta bien Saber, pero por lo menos ponte un poco más de ropa, por favor. -Respondió con tranquilidad, rascandose la nuca y cerrando los ojos- C-claro que no.... Solo me estaba preocupando por ti.[/code]
Lejana a comprender la actitud de su máster, quedó en silencio momentos antes de deslizar esa manta de si, retirándola para doblarla improvizadamente— Hace demasiado calor, Shirou, no enfermaré. —acotó con el tono más sereno a su alcance, notando las mejillas de éste coloradas.— En cambio tú sí luces enfermo, estás rojo, Shirou.
— ¿Shirou? —debajo de aquella manta, siquiera se mueve, simplemente espera a una respuesta a esa acción tan inesperada y que ciertamente no comprende. {?}
