- ¡Pero que niña tan más fastidiosa! - Se quejaba mal herido el artista marcial, ambas manos se aferraban a la rama de un árbol que le servía como soporte para caminar, Akane lo había atacado por un mal entendido, ya estaba harto, definitivamente volvería a China de una u otra forma.
Ya era de noche cuando a lo lejos vio un cuerpo femenino a quien reconoció inmediatamente y casi por instinto comenzó a retroceder, era aquella insistente Amazona que lo había perseguido por toda China después de haberle dado el beso de la muerte. - Lo que me faltaba. – Por ahora se encontraba en su forma verdadera así que esperaba no le reconociera.
