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Quizás no lo sepas, pero sé usarla mejor de lo que crees.
 
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-Hizo una pequeña mueca pensativa ante su pregunta. Iba a hacerle una broma al respecto pero su humor últimamente estaba demasiado decaído como para fingir estar bien.- La verdad, muchos se alegraron, incluyéndome. Pensamos que por fin te habías salido de esto... no es grato perder compañeros día a día por sus malas elecciones. Todos estabamos contentos que pudiste salirte de esta mierda. De todos los lugares que había, no debiste volver.
Ni tenías que preguntar.

Esbozó una sonrisa de oreja a oreja mientras lo seguía con la mirada, su caminar era igua de rápido, pero estaba tan confiado con Zomu que caminaba lento para poder platicar con calma.

¿Nadie notó que me fuí o lloraron por mi ausencia?
¿Mhm? No... sigue abierto, ¿vamos ahí? -Comentó sonriente mientras le miraba de reojo, mediante alentó su marcha para caminar a su lado. Pese a verse delicado en apariencia, tenía una buena condición física y a veces no se daba cuenta de que daba pasos rápido y largos.-
Por cierto, ¿No han cerrado mi puesto de ramen favorito mientras no estaba?

Lo vió caminar y sin dudarlo comenzó a seguirlo mientras metía las manos a los bolsillos de su chaqueta, estaba haciendo un poco de frío y pensaba mantener todo el calor posible en su cuerpo.
Agh... bien, las bebidas entonces. -Soltó un pesado suspiro mientras su mirada se achicó un poco con molestia fingida y tras ello se dio la vuelta en el lugar para enfilarse hacia la tienda más cercana. A estas horas no había muchas cosas abiertas pero seguramente el mercado 24/7 estaría en funcionamiento.-
No esperaba menos del jefe, pero su sonrisa se borró cuando escuchó eso. ¿Qué no se suponía que era al revés? Se supone que los superiores deben dar el ejemplo y lo señaló con el dedo tranquilamente.

Solo si tu invitas las bebidas y no acepto un no como respuesta.
-El tacto fue suficiente para calmarlo así como también la misma presencia de su compañero, sin embargo le intrigó sus palabras, algo había pasado para que regresara nuevamente, ya que Shibuya no precisamente era un lugar de relajo para los miembros de la clandestinidad.- Debió haber pasado algo grave. No quiero saberlo la verdad... ¿Y bien? ¿Me invitarás a comer algo?
No sé porque no te creo.

Hizo una pequeña burla a eso y palmeó el la boca del vientre ajeno con el dorso de su mano para escamarlo un poco, se encogió entre sus hombros por esa pregunta y volteó a mirar su motocicleta por unos segundos, realmente pasaron muchas cosas en Tokyo que es difícil enlistarlas.

Las personas regresan a donde siempre fueron felices o eso creo.
A veces... ya no lo hago tanto realmente. -Musitó con una ligera carcajada a la par que rascó por un momento su nuca, algo apenado. Pese a su confesión, aún no podía quitarse ese mal hábito de estar con hombres de la edad de su padre.- ¿Qué hay de ti? Creí que no ibas a volver a Shibuya.
Los abrazos sobran cuando logran entender que las emociones siempre son su peor enemigo, negó varias veces con su mano frente a su rostro mientras mantenía una sonrisa divertida al mismo tiempo que negaba con su cabeza.

Te metes con tantos hombres grandes que es fácil suponerlo.

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