— Jeh, de nada, no es como si me costase trabajo dejarte tocarlas un poco

Le guiñó un ojo en ese tono encantador de la heroína, tanto como civil como en su traje tenía esos detalles para demostrarle a los otros que estaba bien, se enderezó y colocó sus manos en sus propias caderas.

—Gracias por dejarme tocar tus orejas— Rozó sus dedos por las orejas con cuidado y las retiró al final, no quería fastidiar a la otra con sus agarres.

— Jeh, claro que son suavecitas, lavo el pelaje con un shampoo especial

Si, a veces podía hacer ese tipo de cosas, el shampoo normal no ayudaba al pelaje de sus orejas, era agradable el tacto, al menos no era una niña, las niñas solían jalar bruscamente sus orejas, ella cerró sus ojos y suspiró.

—Gracias— Toca las orejas de la mujer, de la punta a la base con mucha delicadeza con la yema de los dedos, sin ejercer fuerza o ser brusca. —¡Son muy suaves!

— ¿Uh? Claro, sin problema

La heroína después de todo desarrollos esa tolerancia a qué tocasen sus orejas, se inclino un poco hacia adelante como ofreciendolas a la chica.

—¡Estan muy lindas! ¿Puedo tocarlas?— Tiene curiosidad de como se sentirán pero no quiere ser grosera de agarrarlas sin permiso.

— ¿Tu crees? Son bastantes normales, las he tenido toda la vida

¡Que bonitas orejas!