[i]— Eso te hacía ser una niña. —Asintió, más para sí mismo que para ella antes de reírse por el gesto que la chica formó. A veces le resultaba agradable y encantador poder ser capaz de generar esas reacciones en ella, eso quería decir que muchas cosas habían cambiado y que, en el proceso, probablemente las secuelas del incidente se superaban.— Tocaré tus mejillas más veces, Kemi-san, solo no me golpeés la próxima vez que lo intente, trataré de no tirar mucho de ellas. —Incluso en ese momento, Regulus se animó a guiar sus manos a las mejillas ajenas, donde las tomó y tiró suavemente de la piel hacia los lados.— A veces siento que es la familia Hanamiya la que se encarga de cubrirme la espalda y no al revés. Siento que... Que no merezco tantas atenciones por lo que ha sucedido. [/c]

— No era una niña, quizás, no era capaz de cuidarme sola; pero no era una niña. —Frunció los labios en un pequeño puchero y desvió la mirada unos segundos, solo 0ara recordar el incidente que tuvo en el único momento que la dejó sola. Pero sus salió de sus pensamientos y se sonrojó con las palabras que escuchó.— Solo por eso no me voy a quejar y porque me gusta que me toques. —Susurró. El corazón le latía con fuerza amenazando con dejar su pecho y la vergüenza inundaba su ser.— Que es algo por lo que no te debes de preocupar. A los ojos de todos, naciste en esta era y cuentas con el respaldo de mi familia, eso es suficiente para que nadie meta sus narices más allá.

— No quería al inicio que lo hicieras porque me sentía grande y capaz de cuidarme sola, pensaba que me consideraban una niña pequeña y por eso lo hacían. —Cerró los ojos y guardo para sí la parte donde su padre no le dio muchas opciones, pero lo que en verdad la convenció es que iba a tenerlo cerca y sería una manera de ayudarlo a adaptarse al mundo moderno, no era difícil para un guardaespaldas pasar desapercibido.— Pero tengo una mejillas muy grandes y regordetas. Quisiera que mi rostro fuera más pequeño. —No pudo evitar quejarse sobre eso. Pero estaba feliz de que la considerara hermosa. Levantó tan solo un poco el rostro y le dio un pequeño beso en el mentón.— No lo harán, Makoto se encargó de eso ¿cómo crees que conseguimos tu pasaporte y documento de identidad?

— Me quedé perdida esa vez que te miré, algo me causó muchísima ternura y nunca más se fue, solo que no pensé que te volvería a ver. —Durante los primeros días después de su encuentro no se lo pudo sacar de la cabeza, incluso después de que su padre le dio la noticia de que sería su guardaespaldas y le pidió enseñarle todo lo que pudiera, sumado a guardar el secreto de su origen. Un capricho lo llamó al inicio pero aunque lo tuvo este no desapareció hasta volverse más fuerte, donde se sentía intranquila sino lo tenía cerca.— En mi cabeza tenía sentido lo que te decía, no imaginé que ibas a imaginar semejante aberración de la naturaleza. —Hizo un mohín contra su pecho y deslizó los brazos hasta rodearlo y descansar sus manos en su espalda.— El FBI no va a venir por ti, solo era una broma.

— Tampoco fui capaz de expresarme como deseaba porque no sabía como llamarle a lo que sentía. Siempre viví entre libros pero me cautivaste desde la primera vez que te vi. —Confesó con las emociones a flor de piel, con una sinceridad que no había tenido en otro momento. Suspiró contra su pecho cuando se sintió cobijada por sus brazos. La dulzura y la ternura que experimentaba eran suficientes para hacerla feliz y despejar todo lo malo del pasado.— El tiempo solo le dio un nombre e hizo más profundos mis sentimientos. —Frotó su rostro suavemente relajándose entre sus brazos.—Seamos honestos, soy un fiasco dando explicaciones, solo recuerda el hámster.

— No estuvo mal, al menos no para mí... —Fue un pequeño susurro el que dio. Cerró los ojos y movió suavemente la cabeza, como si se quisiera frotar contra su mano.— Durante muchos días me pregunté que estaba mal conmigo. No sabía que había en mí que te causaba tanto rechazo. Y no era como si pudiera llegar y decirte: "¿Qué es lo que te causa repulsión?" —Abrió los ojos y bajó la mirada. Hizo el cuerpo hacia adelante y se apoyó en su pecho, buscando su calidez y la calma que le transmitía.— Me gusta estar contigo, me haces sentir protegida pero también te quiero. Al menos ahora lo sabes y sabes que si hago esas cosas es porque eres tú.