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RsL1574861 · M
— Pero... No lo entiendo, él tenía razón. Va a suceder otra vez. Vamos a morir. —Quería gritar, como esa imagen del gatito que maullaba con desesperación mientras sus pequeñas patas parecían sujetar su cabeza ante algo terrible. Ni siquiera la cercanía de Akemi pareció darle tranquilidad.— Pero no... No lo entiendo. ¿Qué haré si los dinosaurios intentan comernos? —Preguntó, casi en una súplica por reconsiderar la opción de dejarle portar un arma, una navaja aunque fuera. Sin embargo, esa súplica se transformó en vergüenza total. Él la escuchó y le permitió a su cerebro divagar un largo momento mientras pensaba.— Eso... N-No. Debo mantenerme firme en mi decisión —Se animó, sin darse cuenta que sus palabras eran proferidas en voz alta en lugar de preservarse en su mente.— Eso no es algo que esté correcto, no volveré a caer en sus juegos de órdenes, Kemi-san.
— Regulus, cariño, ese señor no existe, es solo un actor, después te enseñaré más películas donde aparece. —Negó con la cabeza, agitando el cabello azabache y lo acercó más a su cuerpo.— Es como si una computadora tuviera apariencia de dinosaurio, solo eso, no hay que llevar ninguna arma. —No podía evitar sonrojarse ante la cercanía y su proposición, estaba segura que al final iba a ser rechazada pero siempre podía intentarlo.— Yo quisiera que me ayudes a tallar mi espalda, no puede ser tan malo. Sería como estar en la piscina, solo que... Desnudos. Y ya me has visto así. —Las últimas palabras las dijo bajito y desvió la mirada al quedarse sin argumentos, no era tan desconsiderada para obligarlo.
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No estaba seguros, los que aparecían en esas imágenes se veían casi tan reales como los de la película. Solo pintaba para ser el caos perfecto y nadie le haría cambiar de opinión.— Pero John Hammond dijo lo mismo y el parque fue un desastre. ¿Qué voy a hacer si un dinosaurio te intenta comer? ¿Puedo llevar mi arma o mi espada? —Preguntó, ingenuo, porque incluso él creía que el filo del acero o las balas de su nueve milímetros serían ineficientes ante esos monstruos. Respiró hondo, porque esa era la mejor forma de lidiar contra la vergüenza que aún seguía presente en él y sólo creció ante la inminente cercanía de la chica. Así que negó.— Kemi... Por favor. No es que haya algo malo con tu cuerpo solo... Solo prefiero ducharme solo. —No tenía excusa, o quizá sí pero todas serían desechadas rápidamente por ella dejándolo completamente desarmado.— Me gusta tener un momento para mí.
Iba a pensar seriamente en las películas que dejaba a Regulus mirar, él no entendía la línea entre la fantasía, la ciencia ficción y todo el entretenimiento ficticio tan bien como las personas nacidas en esa época, no quería que el pobre chico viviera con una trauma por culpa de ello.— No están vivos, Regulus. Son solo robots que se parecen a los dinosaurios, nada va a pasar porque es educativa. —Negó con la cabeza y sonrió intentando transmitirle calma pero parecía alterado por algún otro suceso y descubrir la causa la hizo reír de forma muy suave.— Porque quiero ducharme contigo, ya te he sorprendido varias veces en esta situación, puede ser el destino y me gusta hacerle caso a veces. —Arrojó el móvil a la cama y se acercó para sujetarlo del antebrazo y acércalo a su cuerpo.— Yo quiero hacerlo o puede ser que no te guste mi cuerpo. —Se mordió el labio y lo miró con ojitos de cachorro.— Vamos, Regulus.
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El mundo actual le seguía pareciendo muy extraño. ¿Cómo podían ser dinosaurios sin ser dinosaurios? Tuvo la duda en la mente, porque las imágenes del teléfono no parecían ser suficientes para despejar sus inquietudes. Debía verlo y vivirlo para comprenderlo mejor.— ¿Estás segura que no sucederá nada en las películas? Siempre habrá caos si el hombre los trae a la vida. Eso dijo el doctor Ian Malcolm.. O algo así. —Levantó los hombros. No recordaba del todo la frase pero no había importancia ahora, no cuando parecía que tenía asuntos más importantes que atender.— ¿Auto invitar a la ducha? Por... ¿Por qué haría algo así? —Preguntó. Titubeó un par de veces, incluso sus mejillas se tornaron un poco más vivas ante la vergüenza que sintió.— N-No. Definitivamente no. Eso no sería posible. No es correcto.—Negó varias veces y sólo se cubrió los ojos con la derecha.— Kemi, no. Eso no se puede.
— No son dinosaurios reales, pero lo parecen, porque intentan imitar lo que conocemos de ellos. —Dando algunos pasos se adentró por completo en la habitación hasta llegar al lado del chico.— No hay problema alguno, aquí dice que esperan excursiones de estudiantes. Son como maquinas gigantes, que imitan a los dinosaurios. No va a pasar nada de lo que has visto en las películas. —Al contrario esperaba que no se llevara una decepción cuando viera como eran algunas de esas criaturas en realidad y como las habían exagerado en el cine.— En realidad me estaba auto invitando a la ducha contigo, hay que ahorrar agua.
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— Pero los dinosaurios se extinguieron hace miles de años, es imposible verlos en movimiento.—Se sintió confundido, no creyó que existiera aquello más allá de esas películas que mirara en la televisión. Y sintió miedo, miedo de que pudiera suceder lo mismo que en esa película y los dinosaurios devoraran a todos.— ¿Es un lugar seguro? ¿No habría peligro alguno? —Insistió. Pero toda duda se desvaneció de su rostro cuando la observó con el color en sus mejillas, ese tan llamativo que resaltaba fácilmente en ella. Pero desapareció para transformarse completamente en confusión.— ¿Tallar mi espalda? ¿Para qué? No creo que sea necesario... Solo necesito tomar un baño.
— Puedes ver a los dinosaurios moverse y te van explicando como era su vida en el ecosistema, incluso tienen una proyección y una función final. Quería comprar las entradas para no perdernos de nada. Se que te gustan. —Confesó y sintió sonrojar sus mejillas, no sentía especial predilección por esos animales pero la idea alegrar a Regulus era suficiente para tener que pasar un día entero recibiendo una clase sobre dinosaurios.— Lo siento. Me emocioné apenas vi la noticia, tanto así que lo olvidé. —Chasqueó la lengua por lo bajo desilucionada de haberse perdido el espectáculo pero no lo dejaría así.— Puedo ayudarte a tallar tu espalda como pago por haber entrado sin tocar.
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— ¿Interac qué? —Preguntó entre la confusión y la emoción que se hizo notoria en su voz. Sus ojos observaron atentos la pantalla de aquel dispositivo, no entendía nada de porqué uno de los dinosaurios, que parecía ser un Carnotauro tenía movimiento, quizá podría ser por alguna animación de computadora o algo así, como le había explicado Makoto antes.— Iba a tomar una ducha... Tuve que vestirme otra vez. —Confesó, apartó la mirada hacia la puerta y allí se mantuvo observando cómo ésta se encontraba aún abierta.— Pero parece que alguien gusta de abrirme la puerta siempre que lo intento.
— Pero Regulus. —Levantó la mirada del móvil y la llevó al chico, todo se veía normal entonces no comprendía porque la mención de ese pequeño detalle que se le pasó por alto. En las otras ocasiones lo había sorprendido semidesnudo pero ahora todo estaba bien.— En el museo van a tener una exhibición de dinosaurios interactiva la próxima semana, pensé que te gustaría ir. —Levantó el aparato y le mostró la pantalla donde estaba el anuncio.— ¿Interrumpo? Puedo volver más tarde y comprar las entradas.

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