Miró hacia las ventanas rápidamente, todo estaba bien cerrado justo como lo había dejado, apoyó sus dos manos sobre la cintura de la artista y la acarició suavemente. — Alguna película de terror para que te asustes y poder abrazarte. — al fin podía soltar aquel porte serio, su expresión se suavizó, sonrió e incluso se atrevió a reír un poco. — Un masaje y estarás como nueva. ¿Deseas que lo agende? —

—Mhm.— Respondió y se acercó a ella, aprovechando que había tomado asiento colocó ambas manos en sus hombros y las deslizó hasta la corbata, que comenzó a desatar. —Podemos cenar y ver alguna película. O charlar, siento que no he hablado como una persona normal en todo el día.— Entrevistas, eventos, todo era un guión bien representado, la excelencia que debía proyectar para seguir teniendo esa pose de niña inocente y perfecta que le abría las puertas a donde quiera que iba, lejos de escándalos que su 'manager' se encargaba de silenciar incluso antes de que vieran la luz. —Creo que me duele la cara de tanto sonreír.

Sonrió con complicidad aunque negó un poco con la cabeza, esa mujer en realidad amaba tomar riesgos y era algo que disfrutaba de ser su guardaespaldas. Miró por el espejo retrovisor y afilo un poco la mirada, conocía esa expresión más no podía perderse en ella, debía más bien conducir y tener cuidado en el camino. — McDonald's será...— Y dicho esto tomo camino hacia el restaurante más cercano, ordenar y llevar todo a la habitación del hotel en el que se hospedaban. — Ha sido un día largo...— respiró profundamente y tomo asiento en la cama, sentía como todo el peso se iba de su cuerpo.

Dentro del coche, sintió que su alma volvía a su cuerpo, ahí no estaba en la mira de lentes o de miradas curiosas. Exhaló un profundo suspiro y se recargó completamente en el asiento, permitiéndose la comodidad de quitarse los altos zapatos de tacón que usaba. —McDonald's.— Dijo con cierta complicidad, con la mirada fija en el espejo retrovisor. No se suponía que debía comer esa clase de cosas, pero con su esposo de viaje, nadie podía decirle qué hacer. —Y en la habitación, ya veremos.— Mordió ligeramente su labio inferior, antes de apartar la mirada.

Asintió y se aseguró de seguirle el paso, así como cubrirla para evitar cualquier acercamiento. Abrió la puerta del coche y se hizo a un lado para dejarla pasar, era irritable, demasiado, pero entendía que se debía a la gran demanda que los medios tenían sobre ella. Podría decirse que estaba en su mejor momento. Una vez ella subió, la dragona subió al frente para conducir hacia su destino. — ¿Deseas algo para tu cena? —

—Vamos de regreso al hotel, estoy agotada.— Hablandon en tono por demás dramático se colocó las gafas de sol, sabia que era vigilada constantemente y eso a veces la hacía sentir irritada. Uno de los altos precios que había que pagar a cambio de su buena fortuna.

Abre una sombrilla acercándose lo suficiente para cubrir a Rosé, no dice nada, solamente permanece a su lado.