Va tarde, olvido quitarse la camisa de cuadros que usa en el taller, tiene arcilla en el cabello. Le jodía que le pidieran ir a cursos de los que ya tenía calificación, todo para ser apoyo de tal o cual maestro. Le pudre el buen humor, llegó con una paleta en los labios, sin materiales ni nada para bosquejar. Suspiro deteniéndose en la entrada donde había un recipiente con carboncillos, queda uno último de los gruesos de lamina más dura, pero vio como fue robado de sus dedos por una delicada extremidad que se aproximo a tomarlo... frunció las cejas y bufó. -No prefieres un lápiz?.- Pregunto...
Mejor que eso: tomó aire con profundidad, se sujetó el cabello en una coleta alta y comenzó a esbozar. Primero las formas generales y básicas en cuanto a términos geométricos que le permitan conservar tanto la forma como la perspectiva y la simetría.
Pero conforme iba trazando, comenzó a sentirse algo mareada. Descompensada quizás, al haber salido temprano de casa sin un solo alimento en el estómago.
De poco comenzó el sudor algo frío y la sensación de debilidad. Y fue allí cuando dejó el carboncillo sobre el apoyo transversal del caballete. Notándose pálida al abrir la pantalla del teléfono para mirarse, Sada se puso de pie casi trastabillando y en un rápido "saldré un momento, disculpe" acompañado de una reverencia, fue directa hacia la puerta del aula, olvidando por un momento todo conflicto o situación previa pues el malestar comenzaba a tornarse en mareo; llevaba varios días sintiéndose así, un tanto descompensada.
