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xKaalia · 31-35, F
para ella al decirle que se trataba de un juego. Debía ponerla a salvo, a ella y al perro.
Hoy estaban solas, no sabía si lamentarlo o agradecerlo, pues en medio de todo jamás se perdonaría si Andi resultara herido por su propio pasado, ese que se negaba a desaparecer.
La factura iba llegando con lentitud, los nervios le abordaron con prisa y corrió a buscar enseguida bajo el sillón de la estancia, de ahí sacó una caja larga, la abrió y al abrirla las armas se exhibieron ante sus ojos— ... —observó el repertorio, acarició una de las armas ¿que tan necesario sería? Cerró los ojos, tragó aire y dejó de temblar al sentir el frío bajo sus dedos. El frío siempre le aterrizaba, siempre le relajaba. Porque en el frío de las armas encontraba todo para lo que fue entrenada, y que hoy parecía lejano, en reposo.
Pero hoy... Tendría que salir a flote de ser necesario.
Hoy estaban solas, no sabía si lamentarlo o agradecerlo, pues en medio de todo jamás se perdonaría si Andi resultara herido por su propio pasado, ese que se negaba a desaparecer.
La factura iba llegando con lentitud, los nervios le abordaron con prisa y corrió a buscar enseguida bajo el sillón de la estancia, de ahí sacó una caja larga, la abrió y al abrirla las armas se exhibieron ante sus ojos— ... —observó el repertorio, acarició una de las armas ¿que tan necesario sería? Cerró los ojos, tragó aire y dejó de temblar al sentir el frío bajo sus dedos. El frío siempre le aterrizaba, siempre le relajaba. Porque en el frío de las armas encontraba todo para lo que fue entrenada, y que hoy parecía lejano, en reposo.
Pero hoy... Tendría que salir a flote de ser necesario.
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