Negó con el rostro ante la pregunta, un mero reflejo instantáneo de su sincera curiosidad, un intento de charla más profunda, pero con tinte etéreo, como un sin sentido al viento en cada palabra. Entonces, dejó las pinzas a un lado sobre la mesa de metal, inspirando con profundidad hasta soltar el aire en medio de ese aroma intenso por los cadáveres— Tienes miedo a ser indestructible entonces. —respondió paseando la mirada sobre los cuerpos, a sabiendas del temor del irlandés casi como un secreto— ... ¿Crees que mi padre tenga algún miedo? —dijo de pronto, más espontanea que muchas otras veces, vulnerable a la fragilidad de su pasado turbio y sus memorias percudidas, manchadas de sangre. No miró a Ronan, sólo quedó con la mirada perdida en un punto indefinido del charco de sangre sobre el piso.