Aquello le dejó sin palabras, no existía forma de explicar las acciones de Ronan en ocasiones, volátil, tan impredecible de forma constante. Sólo cerró los ojos y le abrazó por igual, porque el gesto le vino bien y lo sintió sincero, como poco o nada de lo que se tejía en ese mundo al que pertenecían— Tonto... —murmuró desviando la mirada ante el beso a su frente. No sabía reaccionar en ocasiones, su entrenamiento le mantenía al margen de toda sensación o emoción que supusiera debilidad después de todo. Tampoco había salvación para ella, no para nadie de ese lugar, ningún Viper merecía salvación ni perdón, pero eso era algo que ya había asumido hace mucho.
Encogió sus largas extremidades y termino por abrazarla, negándose a responderle, la abrazo tan fuerte que casi pudo sentir que sus costillas se abrían para cobijarla cerca de su corazón, entre risas irónicas le beso la frente.
—No, nací para morir. Pero en mi elección tocar el cielo debe ser algo así como dormir entre sus brazos. — sonrió, no de la forma usual, sino casi con ingenuidad. Un gesto de un niño, cubierto de esperanza y nostalgia.
