— Hm... Creo que me agradó esto de seguir el consejo que me dieron y probar algo de ropa contemporánea. Sentiría pena por el ingenuo al que se la robé, pero luego veo que me queda mejor a mí que a él y se me quita.
Intercaló la mirada entre la cajetilla de cigarros y el muchacho, realizando aquella acción al menos tres veces. Seguidamente negó con la cabeza y dio un corto suspiro. —Eres aburrido. No tienes novia, ¿verdad?— Sus labios hicieron una pequeña mueca de disgusto.[/i
— Y si la tienes, la compadezco. ¿Acaso los besos robados no son los más deliciosos? O robarle un suspiro o una risa a la persona que amas. Y el motivo es sencillo: porque robado todo es más delicioso. Así que ten, yo conseguiré los míos. [i]—Dicho eso, colocó nuevamente los cigarros en la mano de su legítimo dueño.
