About Me About Me Notes
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JB1535635 · F
Ahogó un grito de dolor, no había podido evadir por completo aquella cuchilla. Zulene chasqueó los dientes por lo bajo mientras que aferraba su diestra con más presión en el puñal de la navaja. Al fin la había alcanzado, había estado corriendo por muchos minutos y cuando la castaña creyó que la había perdido al esconderse en un estrecho callejón, bajó su guardía para que al voltear su azulina mirada se encontrara con la cenicienta de Zulene. La había arrinconado en una esquina tras certeros golpes en su pecho y la castaña no le había dado el gusto a aquella dama de David de escuchar quejido alguno. No iba a rebajarse a gritar de dolor. Le indicaban que seguía ahí, viva y que la marca de Caín continuaba quemandole. Con unos dedos titubeantes sostuvo su dije y todo pasó muy rapido. Escuchó el chasquido de Zulene, observó la cuchilla dirigirse a una velocidad increíble a su yugular y lo último que pudo pensar fue la sonrisa de Emilia.
Cayó y sintió entonces un afelpado suelo. Hizo presión en sus parpados, rehusandose a abrirlos. Su diestra seguía aferrada a Rose. Su respiración seguía agitada por toda la adrenalina que había pasado segundos antes. ¿Zulene no había dado el golpe certero? No escuchó su rasposa voz y el ardor de su marca había cesado. Con pesar abrió los parpados y su vista nublada tras repetidos parpadeos logró mejorar, notando así enormes libreros. Libros por doquier ahora la invadían. Soltó un suspiro de completo alivio y llevó a Rose, su dije, a sus labios. Le agradeció inmensamente por haberla salvado. Una transición más en un día. Vaya, eso ya no estaba bien, dos transiciones en un solo día podrían agotarla tanto como una visión de alguna de sus diversas vidas pasadas. Rodó en el suelo y empezó a levantarse. Entonces fue ahí donde sintió como cada musculo de su cuerpo respondía a los golpes que Zulene le había propinado.
Se dejó caer otra vez, incapaz de levantarse. ¡Su cuerpo entero le dolía! – Vamos, vamos – gimoteó en sus pensamientos. Y otra vez apoyó las manos en el afelpado suelo, dandose soporte, sus brazos temblaron y sus piernas también. Estaba segura que tenía demasiados moretones. Muchos. Una vez que llegó a levantarse, se apoyó en uno de los libreros, jadeando otra vez. Cerró los parpados mientras que con cuidado bajaba las mangas de su chaqueta hasta la altura de sus muñecas, nadie podría ver así su destrozado cuerpo. Y entonces comenzó a caminar, uno, dos, tres pasos. Sus piernas parecían ser ahora hechas de goma. Se detuvo al cabo de tres pasos y abrió los parpados. Fue ahí donde observó a un masculino. Ojos verde esmeralda y unos rubios mechones. Sintió en la nuca un pequeño estremecimiento. Confundida se quedó en su lugar, escrutandole con la mirada.
– ¿Qué er-...
Se detuvo, ¿qué demonios le pasaba como para empezar a preguntar algo como eso?
Out: Si le parece muy extenso mi turno no dude en avisarme. Aveces me... expando mucho (?).
Cayó y sintió entonces un afelpado suelo. Hizo presión en sus parpados, rehusandose a abrirlos. Su diestra seguía aferrada a Rose. Su respiración seguía agitada por toda la adrenalina que había pasado segundos antes. ¿Zulene no había dado el golpe certero? No escuchó su rasposa voz y el ardor de su marca había cesado. Con pesar abrió los parpados y su vista nublada tras repetidos parpadeos logró mejorar, notando así enormes libreros. Libros por doquier ahora la invadían. Soltó un suspiro de completo alivio y llevó a Rose, su dije, a sus labios. Le agradeció inmensamente por haberla salvado. Una transición más en un día. Vaya, eso ya no estaba bien, dos transiciones en un solo día podrían agotarla tanto como una visión de alguna de sus diversas vidas pasadas. Rodó en el suelo y empezó a levantarse. Entonces fue ahí donde sintió como cada musculo de su cuerpo respondía a los golpes que Zulene le había propinado.
Se dejó caer otra vez, incapaz de levantarse. ¡Su cuerpo entero le dolía! – Vamos, vamos – gimoteó en sus pensamientos. Y otra vez apoyó las manos en el afelpado suelo, dandose soporte, sus brazos temblaron y sus piernas también. Estaba segura que tenía demasiados moretones. Muchos. Una vez que llegó a levantarse, se apoyó en uno de los libreros, jadeando otra vez. Cerró los parpados mientras que con cuidado bajaba las mangas de su chaqueta hasta la altura de sus muñecas, nadie podría ver así su destrozado cuerpo. Y entonces comenzó a caminar, uno, dos, tres pasos. Sus piernas parecían ser ahora hechas de goma. Se detuvo al cabo de tres pasos y abrió los parpados. Fue ahí donde observó a un masculino. Ojos verde esmeralda y unos rubios mechones. Sintió en la nuca un pequeño estremecimiento. Confundida se quedó en su lugar, escrutandole con la mirada.
– ¿Qué er-...
Se detuvo, ¿qué demonios le pasaba como para empezar a preguntar algo como eso?
Out: Si le parece muy extenso mi turno no dude en avisarme. Aveces me... expando mucho (?).