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Kɪɴɢ ᴏғ Rᴏᴍᴇ; F̶ʀ̶ᴀ̶ᴛ̶ʀ̶ɪ̶ᴄ̶ɪ̶ᴅ̶ᴀ̶ʟ̶.
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Es1571292 · F
— Vine a visitar a mi sobrino favorito. ~ [?] —
Cso1573019 · 22-25, F
—Señor, le visita Calipso, "La Emisora".

Ojos azules como océanos. Cabellos rubios reposando en sus hombros y algunos más descendiendo encima de ellos. Era todo rostro adolescente y sonrisa coqueta. Con los tintes de inteligencia detrás del brillo que le adornaba la sonrisa. Apenas estaba inclinándose hacia delante, reverenciando al Rey cuando, al ascender, la corona de flores que traía puesta se resbaló de sus cabellos dorados, sorprendiéndola. También era torpe y distraída, quizá su más grande defecto. E impulsiva. Suspiró, inclinándose hacia delante para recoger las flores y frotarlas entre sus dedos, levantando la vista por fin para fijarla en el hombre. Romulus, primer Rey de Roma. Fundador. Y, también, su objetivo. Calipso sonrió, humedeciendo sus labios con la punta de su lengua antes de animarse a hablar. —Los dioses te están buscando, Romulus. Ya no puedes negarte a su llamado... así que vine a ayudarte.

Es1571292 · F


— Ouh, mi dulce niño, puedes llamarme tía si te resulta cómodo. Me gusta cómo suena, en todo caso. ~

Lamento decirte que no sé nada, ésta vez me excuso sinceramente. Apenas escuché que Remus regresó y vine a verte, saber cómo estás. Mírate, tan colérico como tu padre... Eres la viva imagen de Ares, cariño. —


— Y, sobre conspirar contra ti, jamás haría eso. Créeme. —
Es1571292 · F
— Dicen las malas lenguas que tu hermano está de regreso. ¿Sabes lo que significa eso para nosotros? Diversión asegurada. ¿Cómo lo mataremos ésta vez? ¿Veneno? ¿Una estaca al corazón? Ya me puse creativa... ~ —

CHBss · M
Encontrarlo no tomó demasiado, un par de horas tal vez. Hacerse pasar por él para introducirse en el lujoso palacio facilitó la búsqueda; la apariencia idéntica entre Remus y Remulus era novedad para esas épocas, por lo mismo, nadie puso en cuestión que se trataba de el rey. No obstante, ni la escala de felicidad proveniente del éxito obtenido se comparó a la rabia cuando lo vio sentado en el trono. La mirada de Remus se clavó en su hermano de la misma manera en que desearía clavarle un cuchillo en el pecho, y vaya que tenía deseos de hacerlo. Estar en el inframundo le dio tiempo para practicar toda clase de técnicas para cobrar venganza, y que fuera el turno de “el rey de Roma”, que conociera el mundo de los muertos y se uniera a sus filas... justo como hizo él. — Esto debe ser muy incómodo para ti, ¿no es cierto? — El mar de preguntas estuvo por originar una pequeña risa, mas prefirió retenerla para el momento adecuado. Realmente disfrutó verlo de esa manera: amenazado por su regreso. Saboreó el primer paso hacia su venganza. — Lo sabrás a su debido momento. ¿No vendrás a saludar a tu hermano? Te extrañé todos estos años... Sí que moría por verte.