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Rin1575731 · 26-30, F
Su toque la obligó a recomponerse. No iba a estar a su lado entre lágrimas y sollozos, no con ese poco tiempo en el que podía verlo.

— Al menos ... Caminemos un poco, como los viejos tiempos. No muy lejos. —

Tomó su mano y avanzó un paso hacia el frente, esperando él viniese con ella.
Llanto.
Hace mucho no veía eso en la menor, ese sentimiento que logró muy en el fondo descolocarle, su instinto le hizo acercar sus peligrosas garras y limpiar esas lágrimas con un movimiento suave.

— ... —
Rin1575731 · 26-30, F
Guardó silencio, se obligó a ello apretando sus labios en una recta línea. Descendió la mirada hasta sus pies, su interior luchando contra el siguiente argumento y su instinto por obedecerlo. Ese conflicto terminó por hacer rodar las lágrimas que esperaron en sus ojos. — ... Está bien. —
— Rin — Pausó.
Ya no era una niña, ya no era tan simple como darle "una orden" o simplemente mencionarle que eran cosas que no entendía por ser pequeña, ya era una mujer y una de las más inteligentes.
Eligió sus palabras y trató de organizar sus pensamientos — No me perdonaría sí algo malo pudiese pasarte— No existiría una tercera vez, colmillo Sagrado les unió... La extraña benevolencia de su madre le trajo de vuelta, no había oportunidad para una tercera falla.
Rin1575731 · 26-30, F
Sentir su piel contra su rostro comenzó a renovar su espíritu. Ni la aldea o sus integrantes podían causar lo que él en sus visitas hacía en ella. Era como si volviera a nacer cada que estaba a su lado, porque ella no era una aldeana, era una viajera. Ella había visto más males en en la peor de las pesadillas y aprendido más que cualquier humano. Él la había hecho fuerte, y se negó a renunciar a ello. Abrió los ojos y le miró llena de convicción. — Amo, viviré poco. Un instante comparado con su eternidad. Le ruego que me deje estar a su lado. Un último viaje, no tendrá que cargar mucho conmigo, sólo... Vuelva a darle un significado a mi vida. —
Algo en el se conmovió al ver su acción, debía aceptar lo mucho que aquella humana podía hacerle extremar sus gélidos sentimientos a algo un poco más cálido, más humano. Se lo permitió, después de todo fue él quién rompió la distancia, mantuvo el contacto y fue capaz de sentir su ... Tristeza.
Sin embargo su gesto era inmutable y el sonido de la corriente del viento lo fue todo en ese momento.
Rin1575731 · 26-30, F
El toque que le dió a su mejilla lo fue todo para ella. Conmovió sus sentimientos a tal punto que sus ojos se inundaron de lágrimas, tentadas a rodar por sus mejillas. Sufría profundamente, él le había mostrado el mundo y ella no podía seguirle el paso. No podía servir a la única persona que en contraste de su naturaleza le había mostrado bondad. Sus manos tomaron la iniciativa y en un acto que Jaken hubiese considerado irrespetuoso tomó su mano. La acercó despacio para que tomara la forma de su mejilla y reclinó su cabeza contra el cálido contacto. Sólo pudo cerrar sus párpados unos momentos para recomponerse del nudo en su garganta que le impidió contestar. Qué amargo sentimiento.
Podría tratar de comprenderla, en eso sentía que había fallado y por más que su destino fuera ligado gracias a la presencia de Colmillo Sagrado jamás sus caminos se hubiesen cruzado, sin embargo eso no quitaba el hecho de la diferencia de especies, un Daiyoukai y una humana revivida dos veces. — Tampoco tu vida es ser una nómada— Su diestra coronada por unas puntudas garras se acercaron para acariciar con gentileza la mejilla de la menor, entendía que eso le haría sentirse bien.
Rin1575731 · 26-30, F
Palideció apenas él inicio las primeras palabras, con un tono de voz que nunca había escuchado. ¿La estaba reprendiendo? Levantó el rostro para mirarlo a los ojos y no pudo ocultar su angustia, que nacía del miedo al decepcionarlo. — Yo ... — Dudó. Pero lo había entendido. Lo que él pedía era su independencia. Habló por primera vez con sinceridad. — No soy feliz aquí. — Le temía al futuro, a tener que resignarse a ser la esposa de un aldeano. Nunca pudo mezclarse. — No pertenezco aquí. —
Frunció con brevedad sus albugineas cejas, entonces dirigió su atención a ella y dió unos pasos para quedar al frente — No es necesario que me llames así— Por otro lado algo más le había molestado — Eres libre de hacer lo que quieras de tu vida, es cierto que salvé tu vida y eventualmente compartimos mucho tiempo juntos pero eso no me hace dueño de tu vida, tus acciones o tus pensamientos—

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