-observa a su alrededor con la esperanza de alguna escusa para escapar, pero donde esta sesshomaru los demonios suelen esconderse y no causar problemas. Sin otra opción camino guiado por su olfato para encontrar algún charco de lodo-

-Le causaba cierta ternura que el más alto pusiera excusas para no tener que comer un pastel que nadie en su sano juicio comeria. Se acercó un poco a éste para poder caminar apenas por un par de pasos detrás-

¡Entonces tendremos que apresurarnos para llegar al rio antes del atardecer!

-bueno es un perro ¿no le hará daño si se las come enteras? O eso era con las aves? Deberá aprender más de su especie por ahora solo intentará olvidar que pastel va a comer -

Bien... Con rocas será, si no lo haces antes del anochecer ya no lo comeré

-Fue imposible no reír ante la respuesta del más alto. Tal vez un día le demostraría lo que en verdad podría cocinar.-

¡Pero! ¡Las rocas son lo escencial en el pastel de lodo!

-su rostro palidece ligeramente con sólo tener que imaginar el comer esos pasteles-

No sabes lo ansioso que estoy por probar ese famoso pastel, solo no le agreges tantas rocas...

-Sus rosadas mejillas por el mohín anterior aún no habian sido calmadas por lo que se llevó las manos a las mejillas cuando el mayor recordó lo que de niña solía ser su máxima diversión-

Amo Sesshomaru.. ¿Aún recuerda eso?.. ¡Bien! Haré uno solo si esta vez se lo come y me dice que está delicioso

-Dijo al acariciar la estola que le rodeaba mientras le seguía apenas un par de pasos por detrás-

Vamos por tu comida, podrías hacer tus famosos pasteles de lodo y gusanos ¿o ya los has olvidado?

-envolvió la estola en la cintura de Rin mientras se ponía de pie para regresar a sus actividades -

¿Por qué se ríe amo Sesshomaru?

-Dijo la más bajita mientras inflaba sus mejillas que traían un ligero tinte rosa por culpa de la carcajada. Ahora hacia un mohín porque le había dado algo de pena, pero fue aquella caricia tan paternal la que le hizo sonreír y abrazar aquella estola blanca, tal y como solía hacerlo de niña. Rin nunca mentía si decía que haría algo era completamente cierto, más aún cuando de su figura parterna se trataba.-

-estuvo atento a las palabras de la menor, suspiro en una corta carcajada solo a ella se le ocurre querer estar cerca de un demonio tan peligroso. Extendio su mano diestra para acariciar sus cabellos oscuros. El mismo se había prometido en cuidar a Rin hasta el fin de sus días, sin importar que ella lo olvidará -