No tardó mucho en responder y acercarse en cuanto vio aquella seña. Se tomó su tiempo para hacerlo, dando pasos lentos para llegar en el momento exacto que cortó su muñeca, dejando caer su sangre en el árbol, tal y como ella había comentado. Su mirada se abrió ligeramente ante la impresión de aquel acto, aunque no era algo por qué alarmarse.

— La... ¿Guerra?

Repitió intrigado, le parecía curioso mencionar un evento así, pues hacía mucho tiempo no ocurría una guerra que considerar o que pusiese la existencia misma en peligro. Extrajo un cigarrillo de su bolsillo y lo colocó entre sus labios sin encenderlo mientras miraba como ella regaba el árbol con su propia sangre.