Un suspiro se dejaría ver en los labios del pelinegro, ahora tenía mas peso, por lo que no quedó de otra más que levanta una ceja. Para acomodar a la chica detrás de él, haciéndole la señal de silencio para que no hiciera ruido alguno. Luego comenzó a presionar la garganta haciendo distintos tonos hasta que su voz sonó similar a la del guardia, para decir. —Rápido sáquenme de aquí, olvidé las llaves en mi casillero.—

Tras decir eso, escucharía como comienzan a abrir la puerta, esperando por su parte a que terminaran de abrirla. Con el alambre en la mano se soltó de la esposa de la chica, necesitaba agilidad. Por lo que no hizo ruido al respecto, haciéndole creer de que seguían atrapados.

Al abrirse por completo este saltaría a golpear el rostro del guardia, dándole en la nariz, para evitar que vea por completo. Luego le haría la seña de que corra con él.