De las pocas cosas que aún tenía consigo era un gancho, del tamaño de un botón, por lo que descocería su traje en varios hilos, lo suficiente como para hacer una pequeña cuerda, a lo que este tomaría a la chica en sus brazos dejándose caer al vacío, pero correría en la pared al menos un par de pasos.

Justo unos metros antes de que llegaran al suelo el gancho junto con el traje harían un efecto de resorte, permitiendo disminuir la velocidad del impacto, a lo que el ladrón daría un salto, golpeando la pared con el pie para caer en el suelo con la mujer, rodando, para evitar el daño.

Por otro lado, el gancho que se había roto, haría ruido, rompiendo la ventana en fragmentos, lo que ocasionaría que ahora la atención esté en el patio.

—Salimos, ahora debemos ir a la entrada de la reja y terminar escapando. ¿Estás bien?

-Obedeció tan pronto como pudo, sujetándose de aquel marco de la ventana, procurando no perder el equilibrio evitando caer y propiciarse un fatídico golpe, prontamente abrió la ventana con aquel alambre que traía consigo.- -¡Listo, vámonos! -Le dijo al azabache, girando su mirada hacia abajo para evitar caer, o al menos, pensaría que el azabache le ayudaría a caer.-

*Su corazón palpitaba con fuerza, estando nerviosa porque era ahora o nunca el escapar de aquel sitio, además pronto se podrían percatar de aquella fuga, una situación estresante.-

Saltaría a una pared impulsando primero a la menor para lanzarla hacia arriba para que llegue a una de las ventanas. —Sujétate ahí.— Tras decir eso se giraría para bajar de nuevo solo para incrementar la velocidad y tomar el impulso para volver a subir hasta llegar al marco de la misma ventana.

—Ufff... En cuanto abras esto, seguramente llega el gran acto.— Le guiña un ojo con una sonrisa al mismo tiempo en el que espera a que lo abra con el alambre que le había dado.

Un suspiro se dejaría ver en los labios del pelinegro, ahora tenía mas peso, por lo que no quedó de otra más que levanta una ceja. Para acomodar a la chica detrás de él, haciéndole la señal de silencio para que no hiciera ruido alguno. Luego comenzó a presionar la garganta haciendo distintos tonos hasta que su voz sonó similar a la del guardia, para decir. —Rápido sáquenme de aquí, olvidé las llaves en mi casillero.—

Tras decir eso, escucharía como comienzan a abrir la puerta, esperando por su parte a que terminaran de abrirla. Con el alambre en la mano se soltó de la esposa de la chica, necesitaba agilidad. Por lo que no hizo ruido al respecto, haciéndole creer de que seguían atrapados.

Al abrirse por completo este saltaría a golpear el rostro del guardia, dándole en la nariz, para evitar que vea por completo. Luego le haría la seña de que corra con él.

-Sonrió a medio labio y satisfecha de mantener a ése misterioso azabache a su lado, sin embargo y antes de que él intente algo, discretamente lo esposó a ella, a su vez que le entregó el alambre que lo ayudó a salir de sus ataduras.- Bien, me llevarás literalmente contigo. -Le dijo triunfante, ahora estando esposada junto al joven, por supuesto que no confiaba en la palabra de las personas, o bueno, no de aquellas que están en ése sitio de verdadera traición.-

*Poco a poco, adentró la llave entre su desgastado uniforme escolar.-

—Está bien... Saldremos, pero apúrate, no tenemos tiempo, y si, antes de que lo digas, lo prometo, lograrás salir intacta.— Giró los ojos un poco al mismo tiempo en el que le miraba de reojo para así esperar a que le diera el alambre, estaba deseoso de salir de ahí lo más pronto por lo que necesitaba dicha herramienta para hacerlo.

- Si no me ayudas a salir, no te lo daré. Quiero escapar junto contigo, no tengo la misma fuerza y agilidad que has demostrado. -Contra ofertó aquella chica de inestable carácter, cuyo odio y tristeza es palpable en ella, además deseaba vengarse aunque no sabía cómo hacerlo, quizá aquel azabache joven podría ayudarla, claro que todo favor y ayuda requiere de un pago que ella estará dispuesta a dar, todo dependía de la respuesta de él.-

—Esperaré.— Respondió mientras que se recargaba en la pared esperando a que volviera la chica, mientras que solo contaba los minutos en su mente, al pasado de unas horas, escuchó que se acercaba, pero no solo eso, sino que algo goteaba en el suelo. Al notar el rostro de la chica este soltó un suspiro, aquel lugar sin duda alguna abusaba de sus "huéspedes". Por lo que al escucharle decir eso de que quería escapar, provocó que el pelinegro se encogiera en hombros.

—Mientras tengas piernas podrás escapar, no puedo cargarte, pero la distracción será tal que provocará que al menos un par de docenas escapen, todo está casi listo. También debes prepararte para mancharte, no de sangre, no de violencia, sino de lodo, tierra y aguas sucias.— Tras decir eso se levantaría para girar dándole la espalda esperando a que le entregue aquel alambre o que le de la negativa.

- De acuerdo, no demoraré. -Mencionó dejando a solas al chico, retirándose tan pronto como pudo. Sin embargo, aquella chica no pudo regresar como lo había prometido, tras haber transcurrido seis horas más tarde, por fin se le veía frente a él.- Lamento la demora. -Dijo escondiendo la mirada por debajo de su castaña cabellera, denotándose algunas lágrimas en sus mejillas y unas gotas de sangre que iban formándose en su mentón. Entretanto, Sapphire se aproximó al joven para entregar aquel pequeño alambre que logró conseguir.- - Te daré el alambre con una condición. Si escapas de aquí, debes llevarme contigo, no quiero permanecer más tiempo en éste sitio. -Lanzó su condición propia a cambio de la libertad de aquel muchacho, espero paciente a la respuesta de él.-