Aquella escena, desde lejos, parecería la de un depredador acechando a su presa, y no estaba muy lejos de la realidad. Desde ese ángulo podía observar a profundidad ese par de ojos color guinda, su apariencia era muy peculiar, sin duda. Imposible de pasar desapercibido, imposible de no caer bajo su encanto.
– Pobre de ti –fingió compadecerse, presionando aún más el filo contra esa piel de la cual afloraba una gran cantidad de vellos, seguro llevarían creciendo un par de días, quizá más–. No soy tan benevolente, Gambito –dijo al fin, haciendo chasquear su lengua mientras apartaba la garra de su piel, sobre la cual había dejado una delgada línea rosada que estuvo a punto de abrirse–. Pero hoy estás de suerte y no pienso quitártela. Todos los gastos corren por tu cuenta.
[code]Siguió con la mirada el movimiento ágil de parte de la mujer hasta aterrizar a unos cuantos pasos de su cuerpo. Remy mantuvo la mirada en aquella mujer de cabellera platinada, casi parecía un baile el que llevaban a cabo al moverse de lado contrario al de la mujer, incluso a pesar de esa amenazante garra.
—Lo he hecho, pero eso fue hace bastante tiempo— Detuvo ese andar casi en circulo hasta quedar frente a frente a la mujer, con aún ese filo tan cerca de su garganta, bien seguro que no iba a pasar a más. —¿Acaso quieres compensar ese tiempo sin poder tocar a una mujer? Que puritana eres.[/code]
Hasta el momento, la ladrona afilaba sus garras retráctiles en el borde de la baranda metálica en la cual se apoyaba, provocando un sonoro y muy incómodo rechinido que la hacía apretar los dientes. "Juego en el lado donde tenga más ganancias", sonaba a algo así como su propio mantra, y era por ello que ambos ladrones podían llevarse tan bien...
– ¿Mi novio arácnido? –llevó una mano a su pecho dramáticamente, fingiéndose desentendida por unos instantes antes de dar un salto acrobático que la hiciera aterrizar a dos pasos del mutante–. Siempre me voy con el mejor postor, "cherie" –llevó el filo de la garra de su índice a rozar la garganta de su ajeno. Su voz sonaba cómplice y seductora mientras se inclinaba hacia él–. ¿Hace cuánto que no tocas a tu novia? O mejor dicho, ¿alguna vez lo has hecho? –inquirió con burla, una forma de indagar sobre el estado actual del cajún.
[code]— Juego en el lado donde tenga más ganancias — Una de las razones por las cuales siempre los mutantes desconfiaban del cajun, siempre había visto por sus prioridades personales por encima de aquellas generales y eso hacía siempre que desconfiaran al respecto.
— Podemos empezar con la parte de romper las reglas, cherie, se que eres buena para eso, aunque ¿no se enojará tu novio arácnido? [/code]
– De esas que terminan con un corazón roto y una cuenta sin fondos –la felina sonrió para sí, aunque el gesto sólo se notara en la mitad de sus labios.
Observaba al mutante desde su posición, a orillas de un edificio, donde la brisa vespertina ondeaba su melena platinada con furia. Escaneaba al ladrón de arriba a abajo.
– ¿Ya te aburriste de jugar a los buenos? Porque tu propuesta sonaba de lo más encantadora.
