Y tú eres el hombre destinado, el chico de la profesia. Tu y solo tú puedes traer paz al mundo, nadie más. -Abarca sus laterales en un abrazo apretado y luego lo confuce hasta una pizarra.-
Por otro lado, Nagato, creo que hemos gastado mucho dinero, y debo decirte que estamos en banca rota, creí que este sería el momento para confesartelo.