[code]No le sugiere problema el recibirla, de modo que para corresponderlo, sus dedos corren a lo largo de la cabellera de su hermana hasta sus omóplatos, separándose con el único fin de reiterar la presencia de su consuelo.

— Nuestra madre poseé una naturaleza que, como cualquiera de todos nosotros, nos somos capaces de ignorar. Mientras Eris encuentra placer en inducir las disputas entre los dioses y los hombres, Afrodita prefiere amar y ser amada sin medir las consecuencias. Me temo que he reprochado un sinfín de veces el por qué es incapaz de amar a Hefestos, aun cuando mi padre sea otro de sus amantes. Bajo esa línea, debes entender que todo lo que hizo fue para protegerte de su impulso. —

El entrecorte de la voz de su hermana hizo que la afianzara mejor a su cuerpo,
apoyando su brazo a la altura de su cintura para envolverla.

— Tu despertar como Diosa te traerá miseria si no lo controlas por ser dos fuerzas imparables... —[/code]

[code]Se sentía extrañamente incómoda por lo que ahora sabía. Incluso no tenía idea de cómo digerir todo lo que ahora sabía. Sus dedos se aferraron de manera definitiva a la espalda de su hermano mayor, incluso se removió de forma que su frente se escondió en el pecho de aquel -Para mi saber eso es, entre vergonzoso y revitalizante, ahora sé que no soy una humana rara, por que en principio nisiquiera los soy...-Nuevamente se remueve, pero en esta ocasión para tomar mas cercanía del torso del de cabellos oscuros -Supongo que he juzgado mal a mi madre... pero también debió ser valiente y asumir las consecuencias de sus actos....-El sonido de su voz se entrecorta por un momento- Me siento poco valiosa...¿Cuanto tiempo más pude haberme quedado dormida? De no ser por ustedes yo.. tal vez seguiría ahí, oculta ante todo y todos..[/code]

[code]No fue difícil adivinar las reacciones de incomodidad, tristeza y sorpresa detonadas a partir de la narrativa ahora llenando los íntimos rincones de esa habitación alejada de los ojos de cualquier otro Dios. Él no deja de tocar su cabello, hundiendo sus dedos a través de las hebras multicolor que a veces toman tintes tornasolados de refractación entre rosa-plateado y negro, como filamentos de escamas suaves.

— Lo es. Eres hija de Poseidón y Afrodita, dioses e importantes además. Pero nuestra madre temía el castigo que pudiese imponerse a tu cuerpo a pesar de ser inmortal; Ares es un Dios violento, arremetería contra ti sin pensarlo dos veces, y los celos de Hefestos lograrían convencerlo de unírsele. — … — Por eso ella decidió ocultarte en la Tierra, pero Eros y yo no podíamos ignorar la inusual actitud nerviosa de nuestra progenitora, por eso cuando el hombre te encontró, fuimos a verte, oculta y dormida. [/code] —

[code]Estaba lista para cualquier cosa, fuera lo que fuera lo enfrentaría con todo el valor del mundo. Tenía días sintiéndose perdida en el mundo hasta que lo encontró a él. Cerró los ojos como le fue pedido, incluso se reacomodó entre sus brazos, queriendo encontrar un sostén que no tuviera de momento. La caricia a su cabeza hizo que confiara en lo que diría. Y sucedió, escuchó atentamente las primeras palabras. Pareciera ser que su existencia resultaba un tabú, de modo que tendría que ser fuerte. Sus dedos se aferraron a las ropas del de larga cabellera. Su respiración se entrecortó unos momentos luego de escuchar el verdadero origen de su vida, se removió incómoda por unos instantes. Su nacimiento era una verdadera afrenta, intentó dejarlo pasar pero no pudo, ahora entendía por qué estaba sobre la tierra.
Cuando llegó el punto de preguntar, aquel se adelantó. No evitó abrir los ojos - Mi sangre no es pura.[/code]

[code]— Cierra también tus ojos, porque tu historia ha sido forjada por la tragedia. —

Con ella logra un acomodo importante, de modo que su pecho funja como soporte y sus brazos como consuelo. La posición también favorece a que una de sus manos sea capaz de repasar su cuero cabelludo en un masaje para adormecerla.

— Nuestra madre mucho tiempo ha sido juzgada. Nacida mujer y lasciva, te concibió en un encuentro con tu padre Poseidón, según los rumores cuentan, como agradecimiento por defender de su esposo Hefestos a Ares tras ser descubiertos en acto carnal —

Punto a punto, el joven profiere tiempo para que la información sea debidamente ingerida.

— Como era de esperarse, su amor por ti rebasó aquel esperado por cualquier Dios y te mantuvo oculta en un páramo de sus aposentos vetado incluso de los Erotes, temerosa de haber dejado nacer a quien cargaba con una amenaza mortal...—[/code]

[code]Pensó que sería repelida luego de pedir algo que, por derecho, le concierne. Pero lo que encontró fue todo lo contrario, incluso le sorprendió ver a su hermano con los brazos extendidos hacía ella.

De modo que se recorrió sobre la cama y lo abrazó de la cintura, tras recargar cabeza en el pecho de aquel, ladeando el rostro para colocar su mejilla sobre sus pectorales. Tomó una enorme bocanada de aire - Gracias Anteros... creo que ahora si estoy lista para saberlo todo.. por lo más cruel que sea...[/code]

[code]Brevemente su ceja se enarca con el énfasis de una duda emergente. La contempla, dejando que sus ojos atrapen en su pericia el anticipo de una petición compleja. Rendido ante el derecho de su media hermana por conocer su pasado, cierra los ojos y extiende ambos brazos hacia ella.

— Usa mi pecho como retén... —

Sugiere, pues solo entonces contaría la historia desde su perspectiva. El punto de vista de un Dios neutral y en desacuerdo con varios métodos de Eros y Afrodita.[/code]

[code]- No me hagas sentir más extraña de lo que ya puedo sentirlo,
es demasiado raro saber que poseo un nombre tan arraigado a lo que soy-
Entrecierra los ojos luego de apartarse al ver que terminó de estirarse, ahora que quedó a su lado, solo levantó un poco el rostro para verlo fijamente, frente a frente - No sé que decirte... desconozco cosas sobre mi origen...
apenas y puedo creer que todas mis sospechas son ciertas... pensé que era hija directa de Poseídon, pero.. veo que no es así..¿Podrías contarme lo que sepas de mi?...-Entrecierra los ojos y toma un poco de aire[/code]

[code] — No los hay, no me malinterpretes. —

Después de bajar los brazos dio por finita su siesta de apenas un par de horas. Se ladea en un breve movimiento, a modo de corresponder la compañía sugerida por su hermana.

— Hay más tiempo y calma ahora, Aegean. ¿Por dónde podemos comenzar? ... La última vez que te vi, tus secretos impidieron a los Dioses darse cuenta de tu potencial olímpico, no voy a negar que me intrigas.—[/code]

[code]- Pensé que no debía haber secretos entre nosotros.. -Musita levemente tras sentarse al borde de la cama, a un lado de su hermano. Le sonrie de lado tras ladear la cabeza, también se estira para ayudarle - Ahora que te conozco, quiero pretender saber todo de ti...[/code]