Puedo observar esos finos dedos, esa hermosa piel, pero también a través de está veo tu alma que es tan bella, tan encantadora, tan propia de ti. Me enamoras cada día, me embargas con tu dulzura, me fascinan tus travesuras. ¿Cómo podría pedir algo más?, te tengo a ti y no necesito nada más, te adoro, te deseo, te amo y anhelo estar contigo por siempre jamás.
Solo chisto la lengua, el Rey Azul sabía como dar en el blanco con sus palabras haciendolo caer. Fue así que miro como su mano era besada con delicadeza y encanto. No podía evitar mirarlo con amor, aun siendo Fushimi si se trataba del azul podía sentirse de esa manera.
— Yo me encargaré de eso. . . Únicamente mio al igual como soy solo suyo. — Menciono cerrando sus ojos, esta vez tomando la mano del otro y besandola de la misma forma.
– Deje de ser tan cursí. . . – Nunca sabía como responder a sus dulces palabras, simplemente lo encantaban y no sabía que decirle. – No mire tan dentro de mí, es vergonzoso. – Pronunció haciendo una pausa. Adoraba esos ojos amatista pero eran los mismo que detestaba a veces porque parecía verse transparente frente a él. – También lo amo, solo quiero que sea mio, y sea a mi a quien vea. Lo deseo todo el tiempo. . . Quiero permanecer a su lado siempre.
