Al dar las 2 de la tarde se había oído el timbre de una escuela que señalaba la hora de salida, los rayos del sol iluminaban de un tono rojizo los cabellos plata de una joven de piel porcelana y ojos grises con tonos azulados, se encontraba saliendo de aquella escuela con una expresión de cansancio mientras caminaba con algo de prisa. Tiene el cabello largo y ondulado en las puntas, es de color plateado casi llegando a blanco, y lo trae suelto. Su vestimenta está compuesta por un uniforme escolar, de camisa blanca con un discreto moño en su pecho. Y un suéter gris encima de la playera escolar. La parte inferior, está formada por una falda con tablas cuadriculada, con alargadas calcetas oscuras que le llegan al muslo y unos botines cafés. Dirigía su mirar hacia el suelo mientras permanecía en silencio prestando atención a los sonidos de su alrededor ,sus ojos los entrecerraba poco a poco, sintiendo como el viento movía sus cabellos y las hojas de los arboles. Ese día decidió tomar el camino mas largo puesto que no tenía muchos deseos de llegar temprano a su hogar. Sus pasos fueron disminuyendo su velocidad, mientras daba de suspiros.
¿A donde había llegado a parar? No tenía esas respuestas, lo que tenía era quizás todo lo que podría conseguir gracias a su personalidad sumisa e temerosa pero gracias a los dioses que tenía a su Guardián con ella. Dando pasos cortos y precavidos, dirige su mirar celestina alrededor suyo percatándose de todo y de todos para así darse una idea de que clases de lugar permanecía. Sin perder aquel brillo de desconfianza que daba a todo ser humano que clavaba su mirar a su silueta, solo lograba apretar con fuerza el brazo del muñeco que estaba en su diestra tomando como respuesta suya un pequeño quejido de molestia. Moviendo con rapidez su zurda en forma de disculpa hacía el animal de felpa solo recibió silencio consiguiendo una pequeña sonrisa en aquellos labios carmines que poseía la joven.
Ten más cuidado.
Un susurro que muchos escucharon más pocos sabían de donde provenía, asistiendo continuo su andar mostrando ahora un porte más seguro y confiado aunque en su interior era otro caso. La brisa repentina erizo su piel mostrándose mayormente en su vestimenta pues para evitar un bochornoso momento cubrió su falda escolar con sus puños bien cerrados. Ruborizándose al instante da un prolongado suspiro calmando así el color en sus pómulos, volviendo a retomar su caminata. La azulada daba pasos ahora más tranquilos escuchando como sus tacos oscuros, cubiertos por una fina capa de polvo, hacían un sonido un tanto placentero y desequilibrado para la joven dando así el inicio de unas medias negras un poco más arriba de sus rodillas con un bordado que lo adoro a penas fue visto.
La camisa blanca era más ancha y alta que su actual torso más lo había elegido por hacer conjunto con la falda oscura con bordados blanquecinos. El atuendo que utilizaba no era uno que quería debía de poseer, pues no era lo que parecía (una estudiante &/o una “maid”), sino uno obligatorio que se le fue entregado por ministerios de comunidad en los lugares donde visitaba. Un quejido salió de sus labios por el paso apurado de unos de los transeúntes, quizás no fue vista del todo, escuchando una risa en su interior, Charlotte, lo tenía claro. Tomando asiento al llegar a un parque de la ciudad, empieza a hacerse una pequeña trenza para pasar el rato mientras tenía entre sus dedos sus mechones azulados sintió la mirada de su animal de felpa. Aquellos botones oscuros se clavaron en su cuerpo como si pudiera ver su alma de paso, vistiendo un esmoquin verde con camisa blanca e corbata roja era sin duda alguna una buena copia del muñeco más vendido hace tiempo atrás: Babar, el elefante.
¿Qué fue eso? - ¿Qué fue qué? - Sabes lo que digo, si vuelve a pasar, ya sabrás lo que ocurrirá. - Lo sé, ahora no molestes. Ya muchos me observan raro por hablar con un peluche. -Eso dolió Yuhi.
Riendo el pequeño animal sin ser visto, claramente, por la multitud pues hizo como si se hubiera caído gracias al viento cubriéndose así con la mochila de cuero marrón, gastado, más lo hizo minutos antes de su pequeña practica no notando como algunos seres observaron la escena con clara sorpresa.
**solo le ve y le dice * munakata vengo a entregarme me rindo **extiende sus manos poniendolas frente al rey azul [ara ser encarcelado ya que voluntariamente se entrega por las buenas*
Aquella infante no estaba acostumbrada a caminar sola mucho menos le gustaba estar rodeada de gente que no perteneciera a su clan, su mirada recorría todo el lugar en busca de un indicio que le permitiera volver con Izumo, sus pasos eran lentos y precavidos mientras utilizaba sus habilidades para tratar de sentir un aura roja que le ayudara, sin embargo al estar rodeada de tanta gente que seguía sus vidas con normalidad le era muy difícil poder concentrarse en una en particular, estaba cansada durante un par de horas utilizó sus habilidades que llegó un punto en el que no podía continuar no podía sentir nada más, un serio problemas pues no pudo sentir el aura azul de Munakata con quién no tardaría en encontrarse
*+* en una noche oscura , de luna llena , una hermosa joven , de cabellera ruvio un tono algo oscuro, teniendolo amarrado en 2 colas , con tes blanco palido, de jojs color azul claros , la joven que caminava por un parque a media noche ya cunado nadie pasava por quel lugar , estava dando un pequeño paseo , la joven vestia de un uniforme blanco con un liston rojo , caminava con un mirad algo frio pero hermoso *+*
