Huh... salgo un par de dias de caza para mi pequeña y se hace todo un lío... Barioth... ¿Cierto?...
*mira al enorme tigre alado qe era casi tan grande como Rai en su forma de dragón y suspira.*
Layla, pequeña. Este es Barioth es un guardián de Raysu ya que es mascota y protector de su tío Berserk alias "el gruñon" que es hermano de Rai y de Hiyori que es la dragona que papá adoptó. No le hará daño a mi bebé.
*Se acercó a Layla para abrazarla con suavidad y deposita un beso en su frente.*
Layla es buena niña, fuerte y elegante como su abuelo.
*Se inclina tomando a la bebé de los brazos de su sobrina.*
Barioth tampoco te haria daño pedir las cosas con amabilidad, nuestro padre nos enseño diplomacia ante todo y eso es algo que debes respetar en tierras que no son las tuyas.
Grrrrarrrr!!! (A mí me ordenaron a cuidar a raysu no quiero causar problemas y discusiones)
-Se coloco al frente de Layla y solo le mostró sus dientes con mucha furia esperando que le entregará por las buenas aquella bebé-
Grr (Entregamela puedes ser una cría del jinouga, pero también tengo protección de todos mis amos y consentimientos de los padres de la bebé )
SW-User
Dio unos cuantos pasos al frente al escuchar a su padre, pero se detuvo para ver a Raysu y apretujarla contra su pecho, palmeando su cabeza para con ello decirle "todo está bien". En seguida bajó la mirada, cuando su padre se retiró. No emitió más palabra y se dispuso a cuidar de su dulce y pequeña prima.
— Tranquila, todo está bien, Raysu. ¿Quieres dar un paseo? Layla te puede llevar a pasear. ¿Quieres?
Miró a su abuelo, cabizbaja, sin decirle nada más a este, más que simplemente hacer un ademán con su cabeza. No podía desafiarlo, era una de las personas a las que más amaba y admiraba, pero también amaba a su padre.
Desvió la mirada mientras bajo la mirada ante su hija solo erizo su pelaje era demasiado fuerte su orgullo para decir aquellas palabras aunque al final tuvo el valor para decirlo.
Bueno está bien lo siento no debí decir eso y usted tiene razón solo soy un invitado este lugar
Dijo así para luego retirarse de aquel lugar quedando en las afueras del territorio.
*-No entendía que estaba pasando pero la pequeña sentía hostilidad entre los presentes. Apreto sus manitos y sus ojos se cristalizaron con pequeños y suaves sollozos.-*
SW-User
Sentir la mano de su abuelo en su cabeza claro que le calmó, al menos por un momento, pues terminó por jalar a Raysu y finalmente logró liberarla, llevandosela consigo, dando varios pasos hacia atrás. Su Lobo se posó a su lado, volviendo a tomar su tamaño habitual.
— Abuelito, no dañar papá. Layla saber que haber explicación. Criatura esa querer quitar a Raysu. Layla proteger.
Apuntó a Barioth con el dedo, frunciendo una vez más el ceño, no quería que su abuelo lastimara a su padre y tampoco que su padre peleara más con su familia, así que más tranquila, solo se le quedó viendo a su progenitor.
— Pedir perdón por llamar patética a tía Aysu. A Layla no gustar. — Sus ojos se cristalizaron, esperando la respuesta de su padre.
-Les abres la puertas a bestias y dejas que desposen a una de tus hijas y aun así vienen e insultan a una de sus hermanas.
-La voz de aquel a quien en su reino conocían como rey se hacía presente en el lugar junto con una espesa niebla, está fue rodeando poco a poco a todos en el lugar incluyendo a sus dos nietas-
-¿Patética loba? Zinogre acaso quieres que te demuestre que mi título de mata bestias no es un simple adorno, cada una de mis hijos son un tesoro y que trates de insultar a una de ellas es una ofensa que yo suelo cobrar con sangre y más si solo eres un invitado aquí.
-Los pasos del ser se iban acercando hasta que acarició la cabeza de su pequeña nieta Layla y con una voz serena le ordenó-
-Layla calma ¿Si? Déjame esto a mí, parece que abuelo debe recordarles quien es el Rey aquí.
SW-User
Una vez que sintió como querían arrebatarle a su prima, se aferró a ella, sin soltarle. La mirada de Layla se amplió, como si por un momento se asustara, pero no es que tuviese miedo de aquella extraña criatura, si no de lo que estaba por acontecer.
Los ojos de la fémina cambiaron a rojizo y, turbios, miraron a la criatura que osaba querer quitarle a su familiar.
— Aléjate de ella si no quieres morir, criatura inmunda. Ella es mi prima, es mi sangre y he de protegerla.
Y una vez finalizó sus palabras, de entre los árboles salió disparado un lobo que, a medida que se acercaba iba incrementando de tamaño; se notaba que no era un lobo normal, pues no tenía pupilas, sus ojos eran completamente rojos y sus patas eran translúcidas. Una vez llegó al lugar, embistió con todo su cuerpo y su fuerza a la criatura que seguía forcejeando con Layla.
