[code]Al ver como su prima fue lanzada, con furia emitió un gruñido. Ese acto le molestó, pero a la vez le tranquilizó, pues atrapó a la infante entre sus brazos, acunándola entre los mismos. Una vez que aquel hombre se retiró y el peligro disminuyó, los ojos de Layla y su temperamento volvieron a la normalidad, tanto así que incluso le regaló una afable sonrisa a su pequeña prima, depositándole un beso sobre su frentecita.

— Tan pequeñita y ya atraes los problemas, Ryasu... Aunque no es tu culpa.

Volvió a dejar un beso en su frente, mientras caminaba hacia donde estaba su tía, con la disposición de entregar a la pequeña a su madre.[/code]