─So... solo uno más... después me iré a casa... ¡Demonios! ... y todo porque extraño a Bria... su gira en Londres y Francia se ha extendido más de lo debido.
Escuchar el llamado de atención de Bria lo hizo detener por completo aquella acción, volviendo a recuperar un poco la agudeza de sus sentidos algo aturdidos por el porcentaje alcohólico contenido en su organismo.
─Cariño... Expresó, levantándose de su lugar para atender debidamente a la chica. ─¿Qué ha pasado? Se supone que tu vuelo no saldría hasta mañana... o al menos eso fue lo que dijo tu manager la tarde de ayer...
La italiana no podía con la escena. Su novio más ebrio que una cuba trataba de seguir bebiendo. La vio pero su mirada a ese punto probablemente le hacía ver borroso y no sería sencillo distinguir la realidad. —Así es. Ahora levanta de ahí y vamonos a casa. — No pidió, exigió con tono firme.
─Cielos creo que me pasé de tragos... o debo estar delirando, me pareció escuchar la voz de Bria...─ Acercó la copa un poco más a su boca sin separar la base de la mesa; cuando se dispuso a beber de esta, su mirada un poco empañada atrapa entre los presentes una figura muy familiar para él.
