El encuentro con su pareja se vió interrumpido por la aparición repentina de aquella mujer. Durante un segundo se sorprendió por la manera "fácil" en la que su ataque llegó a ambos, ya que no existe nada ni nadie más rápido que él.
Su primera reacción fue buscar a Bria con la mirada, antes de enfocar a la mujer que emerge desde el enorme tronco, descifrando aquella mirada sádica que ahora se cierne sobre su amada. Estaba claro, ella era su objetivo, un hecho que le hace hervir la sangre a Aitor; de inmediato sus ojos brillaron desvaneciendo su natural color a uno que muestra ahora el quemar incandescente propio de los relámpagos.
Fue un error por parte de aquella mujer el no atar también los fuertes brazos del varón, y en un movimiento elegante ajusta su dominio eléctrico para atraer la estática concentrada en el cielo, dejando caer dos potentes rayos que rompen las frágiles ramas, y así su agarre pierde efecto, su última acción fue abalanzarse en busca de su amada, amortiguando su