─ Eso suena a conspiración, pero bueno... que asi sea. Te veo allí.

—Si es necesario, si. Dale, te veo en la salida trasera del bar para evitar malos entendidos y al terminar puedes beber todo el alcohol del estado si es posible, JAJAJAJA.

─ ¿Los vas a golpear por mí? Vaya, me siento importante, lo agradezco. Pero sabes que me contengo un poco, no me gusta hacer líos... si me esperas unos minutos, me arreglo y salimos, hoy puedo llevar mi auto, tu puedes ser mi chófer designado, así puedo beber sin restricción...

—¿CÓMO? Jo. . . Alguien perderá algo más que la cabeza. ¿Por qué no me dijiste antes? Hoy tendrás lugar preferencial y disculpas.

─ Sabes lo que pasó la última vez, dijiste lo mismo y tus gorilas de seguridad me hicieron un teatrito... pfff! ¿Qué me dices, quién pierda esta vez, paga los tragos?

—Dramático. Tú no necesitas entradas, puedes ingresar a la hora que desees.

─ ¡Exagerada! Esa mirada tuya nunca miente, y leo muy bien lo confiada que estás al aceptar el rol de cantante. Ve, no tengo entradas, pero prometo esperarte afuera para felicitarte y decir "te lo dije"

—Me van a romper las botellas de cerveza, JAJAJAJA.

─ Bien! Rompete una pierna... sé que lo harás maravilloso, tienes talento natural. No olvides traerme un poco de ensalada.

—JAJAJAJAJAJA, imagínate. . . Todos con carita de zanahoria o remolacha, ala.
Gracias por el ánimo pero aún así siento que yo no debo ser cantante. Ya te diré como me fue. . .