¡Arghhhh! - El emperador sentía como centenares de flamas de fuego ardiente le quemaban la piel, como si sufriera un infernal castigo de lo más indescriptible y ruín. Todo aquello había sido causado por el cúmulo de cólera emocional que el dragón acuático le hizo experimentar. Poco a poco intentó calmarse y mientras ocurría esto, las "llamas" en su interior disminuían en intensidad, hasta cesar ese martirio para él. -

- Ranshao jadeaba y tenía todo el cuerpo empapado en sudor. Sin embargo, no habían cicatrices ni muestras visibles de que había sufrido una tortura llameante. No se atrevió a ver al joven príncipe, pero si logró gesticular una frase imperativa en su voz. - La...Largo de mi vista...¡Sal de aquí! - Le ordenó entre dientes, pero claro en su entonación