¿Haciéndote el valiente héroe delante de mí otra vez? - Furioso, Ranshao tomó uno de los cuchillos que estaban sobre la mesa y lo lanzó hacia Meiren, el cual sólo le rozó algunas hebras de su cabello y se clavó en una de las columnas de madera del comedor real. El emperador, viendo que había fallado en impactar a su esposo con el cuchillo, se levantó de la mesa con brusquedad. Aquello fue una terrible idea, ya que el aroma que provenía de Meiren le dio de lleno en su sentido del olfato, sintiendo que su garganta se secaba y su cuerpo aumentaba de temperatura. -

- Caminó hacia quedarse frente al peliazul. En un inicio, tuvo fuertes deseos de golpearlo como solía hacerlo. Sin embargo, lo único de lo que fue capaz el emperador fue sujetar el rostro de Meiren con su mano derecha, de forma tosca y nada delicada, mirándole fijamente a los ojos. - Te lo volveré a preguntar una última vez...¿Qué diablos es ese olor que tienes? - Su voz se escuchó suave, pero autoritaria.