-No me hago el valiente... soy valiente y bien lo sabes.

Lo mira por unos segundos con el ceño fruncido, gruñendo incluso un poco antes de seguir comiendo. Esto, claro, hasta que siente el cuchillo pasar tan cerca de su rostro, dejandolo congelado en el lugar tragando en seco.

- Que te sucede hoy?!

Finalmente alza la voz, estaba harto de las tonterias de su esposo, claro, pronto iba a estar a merced de el cuando le toma de aquella forma tan brusca, haciendo que frunciera el ceño nuevamente , tratando de apartar las manos ajenas de su cuerpo.

- Ya te dije que no es nada! Cuando te he mentido?!

¿Haciéndote el valiente héroe delante de mí otra vez? - Furioso, Ranshao tomó uno de los cuchillos que estaban sobre la mesa y lo lanzó hacia Meiren, el cual sólo le rozó algunas hebras de su cabello y se clavó en una de las columnas de madera del comedor real. El emperador, viendo que había fallado en impactar a su esposo con el cuchillo, se levantó de la mesa con brusquedad. Aquello fue una terrible idea, ya que el aroma que provenía de Meiren le dio de lleno en su sentido del olfato, sintiendo que su garganta se secaba y su cuerpo aumentaba de temperatura. -

- Caminó hacia quedarse frente al peliazul. En un inicio, tuvo fuertes deseos de golpearlo como solía hacerlo. Sin embargo, lo único de lo que fue capaz el emperador fue sujetar el rostro de Meiren con su mano derecha, de forma tosca y nada delicada, mirándole fijamente a los ojos. - Te lo volveré a preguntar una última vez...¿Qué diablos es ese olor que tienes? - Su voz se escuchó suave, pero autoritaria.

-... Tienes razón.

Se corrige a si mismo frunciendo el ceño, continuando con su almuerzo normalmente sin estar atento a la forma en la que su aroma estaba afectando al hechicero.

-No estoy usando nada, si quieres azotame a mi pero dejalas a ellas fuera de esto.

Comenta alzando la mirada y frunciendo el ceño, no le gustaba cuando amenazaba a sus doncellas de compañía ya que eran lo unico bueno que tenia en todo aquel lugar.

Tenemos eventos siempre todos los días, idiota. - Le espetó, comiendo un poco de arroz y sin verle a la cara. En todo ese momento, fijaba su mirada en los platillos de la mesa, ya que cada vez que alzaba el rostro, ese extraño, dulce y embriagante aroma en el peliazul le penetraba directamente las fosas nasales. Era algo desesperante. - Si no me dices qué clase de colonia o perfume estás usando, azotaré a tus doncellas de compañía. - Le amenazó, en un último intento en que el príncipe dragón revelara qué clase de aroma era ese. -

-...

Sabia que era mas probable que no respondiera, por lo que solo resopla por lo bajo, iniciando con el almuerzo sin decir mas.

- Tenemos algun evento en estos dias?

Queria saber si iban a ser dias complicados o tendria espacio para estar separado del contrario.

... - Ranshao dio un nuevo sorbo a su bebida, observando a Meiren sin pestañear ni un momento. En definitiva, no creía ni una palabra del príncipe. En el fondo, sabía que debia haber preguntando directamente a los sirvientes del peliazul, pero quería darle el beneficio de la duda al joven dragón. -

- Ignorando por completo su pregunta, decidió comenzar a comer en silencio, haciendo un ademán a Meiren para que también comenzara a almorzar, dejando así por concluida la efímera "charla matrimonial". -

Fue una pregunta extraña, demasiado, no tenia ni la mas remota idea de por que la estaba haciendo, pero estaba seguro de que responder con la verdad era lo mejor que tenia para hacer.

- No, no estoy usando nada diferente. Sigo usando los mismos productos de siempre. Por que?

Ahora le tocaba preguntar a el, esperando que el contrario se dignara a responder lo que le habia dicho. No sabia si comenzar a comer ya era lo prudente, queria dejar aquel asunto zanjado antes de hacer alguna cosa.

... - El emperador se quedó en silencio luego de escuchar la pregunta del príncipe dragón, tomando asiento en esa mesa de madera preciosa. Su mirada carmesí clavó los zafiros ojos de Meiren, entrecerrando sus ojos como si estuviera examinando el interior de los pensamientos del contrario.

¿Estás usando algún aceite aromático especial recientemente? - Le preguntó sin pena alguna, posando su mano sobre la mesa y con la otra, tenía una taza diminuta con licor, que le habían servido los sirvientes con anterioridad. - Quiero que dejes de usarlo de inmediato... - Le ordenó, frunciendo el ceño y tomando un sorbo de su bebida.

-Solos?

Meiren estaba tan confundido como los sirvientes que no dejaban de mirarlos, tragando en seco por un momento no queriendo ni siquiera imaginarse lo que le haria el menor al encontrarse ambos a solas.

- Entendido...

Cuando el resto abandona la sala finalmente, el dragon toma asiento donde le tocaba, acomodandose bien en su lugar y alzando la vista para cruzar miradas con el contrario.

- A que se debe todo esto?

Vamos a almorzar solos. Ya pueden irse. - Ordenó el emperador a los sirvientes, observando a Meiren en cuanto llegó.

Los sirvientes se quedaron confundidos por la orden de Ranshao, mirándose entre ellos y sin saber si sería adecuado que se fueran así por así.

¿Qué no escucharon? ¡Ya váyanse! - Gritó Ranshao reafirmando con autoridad la orden impuesta. Temerosos y con apresuradas reverencias, los sirvientes dejaron el lugar. Así, sólo quedaron ambos monarcas a solas. - Puedes tomar asiento. Esperaba a que llegaras, para así almorzar junto a tí.