—...— Por demás ofendida, decidió convertirse en el zorrito ataque y mordió su tobillo. Ei debía entender, ella era solo una criatura bondadosa. Luego se agitó suavemente, para quitar de su pelaje la nieve, antes de volver a saltar frente a ella.
Inmersa en aquel paisaje no se percató que Miko nuevamente había cambiado de forma, bajó la mirada y sonrió entendiendo el mensaje apresurandose a ir tras ella. — ¿Ahora que plan maligno tienes? —
—Lo es. Y además hermoso.— Alzó la diestra para disipar esos molestos pétalos de cerezo que flotaban a su alrededor, y con un grácil movimiento logró colocarse junto a su Diosa, más no como la figura de una mujer hermosa, sino un pequeño zorro rosa que comenzó a restregarse contra sus tobillos, y a dar saltitos, llamándola a que la siguiera.
Completamente Miko...— Extiende sus manos hacia los pétalos de cerezo atrapando algunos en la palma de su mano - Serán los últimos que veremos hasta que vuelva la primavera. Todo cambio...es bueno, ¿No es así?
