Hacía semanas que había decidido pasar enclaustrada, las breves vacaciones que se había tomado de "todo" y al decir de todo, fue incluso de la civilización y los seres sobrenaturales. Estaba cómodamente dormida, soñando con un festín de hombrezuelos, vino y banquetes que desbordaban de lujosas charolas de plata, hasta que el grito de la infante la hizo despertar de un sobresalto.
Se deslizó el dorso de la mano diestra sobre los labios, con el fin de limpiarse la humedad que había escurrido de su boca por horas, dejando no solo la almohada, sino parte de la frondosa y hermosa melena escarlata de la mujer demonio, completamente húmeda.
—ah... ya voy...! —Exclamó Yuki, antes de dejarse caer de nuevo en la cama y cerrar los ojos para dormir un poco más.
-Su humor no era el mejor y la irritante voz de Rachell le aturdían.- ¿Quieres jugar? -Gesticuló con desidia sus falanges, llenando de un tenue brillo dorado su pulgar.- ¿Te regeneras aun? -Sonrió malicioso, dejando escapar un lumínico haz de energía directo al pequeño cráneo de su amiga.-
Sigue siendo mi querida amiga, Rachell-sama. -Aguardo, relajando el semblante.- ¿Años, verdad? -Sonrió, asumiendo con descaro la presteza con la que el tiempo los ha golpeado.-
*Cuando Rachel respondío al pedido de Aizen, este asintio ligeramente dibujando una pequeña sonrisa en su rostro. "Suerte", susurro antes de que aquella desapareciera totalmente.*
*El joven mantiene su expresión de esa sonrisa pero a la ves negaba varias veces con las manos.* El plcaer es mio,pero no es necesario que te arrodilles
*Aizen bajo la mirada mientras escuchaba atentamente la petición de Rachell, una vez que acabo de decirla, la analizo y despues de pensar unos minutos, contesto.*
Comprendo, tienes mi consentimiento para ello, ve con cuidado y mantenme al tanto.
Bienvenida seas.. Rachel! ~ es un honor para mi el tenerte a mi lado. Espero reunir nuevamente a los miembros faltantes de mi ejercito y así atacar la Sociedad de Almas una vez mas, llevándola a su destrucción definitivamente.
