los que pensaba que nada podía ir mal. Recostada sobre sus almohadas, escuchó a la perfección como la puerta se abrió e hizo un intento sobrehumano por quedarse calmada, aguantando la ola de ira inexplicable que aquella simple acción había desencadenado en ella. Alzó su vista, teniendo frente a ella a un Gar petrificado, incómodo, completamente mudo. Era común que describieran su mirada como carente de emoción, pero en ese momento, se podía notar a la perfección las ganas de asesinarlo.

— ¿Qué se te perdió? —Susurró, con la vista aún afilada sobre él, omitiendo cualquier apodo cariñoso que pudieran tener entre ellos.

¿Qué tan difícil era seguir las reglas? Raven lo hacía, por que para ella era mucho más sencillo llevar ese orden en su vida que estar peleando con sus compañeros por cosas sin importancia. No se metía con la ropa de Star, respetaba el uso de las áreas comunes, casi no se quejaba de las cajas de pizza regadas por todos lados y hacía todo lo posible por ignorar el pelo que Gar dejaba a su paso por la alfombra del vestíbulo. Además, la mayor parte del tiempo, estaba en su habitación, su pequeño santuario donde las cosas eran exactamente como ella quería y como debían ser.

No es que fuera particularmente estricta con sus cosas, en realidad solo había dos reglas que le iban bien: No se entraba a su habitación y ella a cambio no los mataría. Sencillo, fácil. ¿Quién podría ser tan estúpido como para querer romper esas únicas dos reglas?

Su costumbre era leer, pocas veces se daba el lujo de disfrutar de una taza de té, demasiado pretencioso en su opinión, pero era uno de esos días en

La llamo en voz baja pues aquel animal peludo estaba condicionado a quedarse siempre y cuando lo mantuviera lejos de los demás titanes.

Los ojos del chico verde se abrieron desmesuradamente cuando observo de soslayo a la criatura subiéndose a la cama de su compañera, no sabia si entrar en pánico o tratar de distraerla con una cosa aún más desagradable, se quedó pensando simplemente mirándola fijamente de forma casi incomoda.

Cajas de pizza, videojuegos, revistas de videojuegos, discos regados, una mesa de mini hockey atascada de ropa sucia, que cuando Cyborg iba a jugar aventaban todo para poderla ocupar, una rata mascota que aquel chico desordenado no había tenido corazón de matar y más sin embargo colores chillones y mucha personalidad. A menudo Robin lo fastidiaba para que le bajara a la música y había constantes peleas por la falta de limpieza que atraía a insectos indeseables a la torre de los titanes.

Pero siempre permanecían siendo un grupo unido que se preocupaban unos por los otros. Chico Bestia procuraba no ser una molestia para Raven sin embargo aquella calurosa tarde había sacado a “Rmy” su rata de su jaula bien decorada para que disfrutara de la brisa del ventilador a su lado, lo que aquel distraído chico no se esperaba era que aquella criatura se fuera a meter al cuarto de la más seria del grupo.

⸻¿Remy?