Sosteniendo la mirada de Hagane, que apreció sensata y decidida, tomó una decisión.

— Autorizaré ese viaje. Tendrás que mantenerme al tanto cada día. Al menor connato de inquietud civil, regresarás a Central.

Determinó, revisando una libreta de bitácoras. Consideró innecesario dialogar o negociar las condiciones de tal permiso; igual asignaría a Armstrong y unos cuantos soldados de refuerzo en caso de alguna rebelión o algo peor; no sería la primera vez que la Milicia debe enterrar un soldado o alquimista linchado en la región, sumamente hostil para con la Milicia.

— Otra cosa, Hagane. Viajarás sin goce de viáticos está vez. [/i]