Su diestra seria la que primero tocaria su mejilla, sus dedos presionaban solo un poco de tal modo que breves caricias eran las primeras que denotaban sobre su piel. Prontamente fue bajando, primero quiere que se enfoque enteramente en el momento, las palabras no son siempre la mejor manera.

-Respira.

Palabras simples, no consejos, no empujes, nada que la agobie, sencillas direcciones mientras ayudaba con sus dedos a llegar hasta el pecho, de este modo buscaria dar su apoyo a que la respiracion intentase calmarse lo mas posible.

-Respira profundamente, estoy aqui. En este momento solo estamos nosotros dos, no hay pasado ni futuro, solo tu y yo. Tu puedes... y no lo haras sola, lo haremos juntos.

Su propia respiracion tambien buscaria brindarle un ejemplo para que pueda seguirle, inhalar, exhalar, su brazo libre sosteniendole para que no deje de sentir su calor, la manera en la que le mantiene contra el.

Las palabras no son suficientes, de ello Ominis es consiente. Ha conocido a Ravenna el suficiente tiempo como para haber visto alguna vez uno o dos ataques de ansiedad emergidos de su parte, algunos mas fuertes que otros. Ha pecado muchas veces de no saber como tratarlos, hasta que con el tiempo termino por aprender que hacer en momentos como este.

Si el dolor es una soga, si la incertidumbre es lo que ahorca su cuello, si la culpa, si la mente, si su alma misma dividida en dos es lo que la arrastra hasta el fondo, entonces el sera esos brazos que la eleven y le den un suelo seguro cuando se sienta suspendida sin poder tocar el suelo, esas manos que la tomen, y sea que se hunda con ella para salir juntos, o la jale de regreso hasta la superficie.

[code]La pesadez en su cabeza no tardó en llegar y pronto empezó a ver manchas borrosas. No era capaz siquiera de sentir el tacto de Ominis; la desesperación se apoderó de ella y salió a flote su instinto de supervivencia, el cual empezó a gritar más fuerte que todas las voces intrusivas en su cabeza: No respiro, no respiro, voy a morir.

Pataleó, haciendo acopio de una fuerza prestada merced a la adrenalina, y se removió entre los brazos masculinos. Su mirada estaba abierta, tan abierta y su rostro poco a poco enrojecido dejó de tener una mueca de dolor para dar paso a una de miedo.

—No puedo... N-o puedo... —buscó su mirada como si con esto pudiera terminar de hacerle entender lo que quería decir. De todos los ataques de ansiedad vividos en su pasado, este era el peor por mucho.[/code]

[code]Las dulces palabras de Ominis no trajeron el consuelo que Ravenna tanto pedía pues, a pesar de exonerarla de cualquier culpa, algo en su mente le decía que si hubiese dado una vuelta distinta, si hubiese tomado una decisión diferente, si hubiese dicho una palabra nueva... Tal vez no estaría en esa posición y las pérdidas se hubieran minimizado.

El hubiera era el peor de los verdugos y el desconocimiento la soga al cuello de aquellos que no podían dejar de pensar. Se asfixiaba al ahorcarse a sí misma con ese elemento, ya que era ella y solo ella la que había decidido saltar motivada por la culpa. Y ahora no lograba alcanzar el banquillo para evitar perder el aire, sus pies estaban suspendidos. Su vida, cual péndulo, se movía de un lado a otro sin rumbo fijo.[/code]

-No estas sola.. nunca lo has estado, nunca lo estaras porque asi como estoy ahora contigo lo seguire estando.

Sus palabras son sinceras, si pudiese incluso sus ojos buscaria, esperaba que ella si pudiera hacerlo, sacarla del ataque no es tarea sencilla, no puede exigirle estar bien tan de prisa, pero si que intentara enfocarse enteramente en el.

-vamos a salir de esta... tu y yo, saldremos de esto... de esta situacion, de lo que sea que se nos venga por delante. Vamos a encontrar la paz juntos.

Primero que nada, centrarlo todo en el momento, hacer que el mundo tan enorme de pensamientos que la atacan se reduzcan a un solo punto, su abrazo se afirmo, una de sus manos a su mejilla fue y con esto le palpo, quiere hacerle consiente de su propio tacto.

-Nada de esto es tu culpa. Ni el pasado ni el ahora, ni Sebastian, ni nadie es por tu causa.

Dificil de tragar, claro que si, no le pide ser razonable, si no mas bien que escuche y se deje guiar por sus palabras.

Cuando fue que las cosas se volvieron asi? Lo desconoce, es como si el mundo magico hubiese hecho absolutamente todo por volver sus vidas un martirio. Una suerte que hubiese dado con ella antes que el cazador, no debia estar lejos, lo que les quedaba era correr.

Pero, no ahora, mucho menos cuando solo con el tacto era capaz de sentir sus latidos, una aceleracion incluso anormal para la agitacion, su respiracion, no es en absoluto lo que debia ser aun para el cansancio que debe experimentar, lo que esta viviendo es un episodio de ansiedad.

-Ravenna estoy aqui.

-Ravenna...

Haber dado con ella, una suerte ciertamente, Ominis podia ser incapaz de ver, pero este solo era el principal factor por el cual resultaba ser un mago destacado tambien. Su barita lo habia ayudado a dar con ella tras que se hubiesen separado, los ojos en un mundo donde estos no existen para el, una mejor guia que la de aquellos cuya vision tienen luz, los sonidos, la localizacion mediante estos fue lo que le permitio dar con ella cuanto antes.

La tenia entre sus brazos, pero no como las noches que juntos hubiesen compartido, risas y besos eran cuando tomaban esta postura, cuerpos a veces cubiertos por las prendas y otras veces desnudos enteramente y sin cuidado, pero ahora... era toda una escena completamente diferente de lo que hubiera preferido para este momento.

[code]Burn out.

Se sintió irritada nuevamente, molesta para consigo misma y reconoció, poco después de haberse silenciado, que su varita ya no se movía tan rápido, ni sus labios recitaban tan claramente los hechizos. Algunos dirían incluso que Ravenna buscaba más la muerte que ayudar al prójimo. Y tal vez así era. "Muerte", esa palabra le parecía sumamente pacífica.

—Lo siento —empezó a jalar aire de manera irregular y poco a poco su pecho se fue oprimiendo. No solamente estaba cansada, también tenía un ataque de ansiedad—. Y-Yo... —pronto perdió la capacidad de formar oraciones pues con cada bocanada confirmaba que el aire no llenaba sus pulmones. Empezó a desesperarse, sus dedos se aferraron a la chaqueta de Ominis y tuvo una sensación de vértigo. Reconocía los síntomas, ya le habían sucedido antes, y no por eso eran menos aterradores. [/code]

[code]Soledad y pesadez.

Sí, Nati había demostrado ser una compañera capaz contra Rockwood y Poppy era perfecta para pelear contra los cazadores. Pero el secretismo les impedía ir más allá de sus propias ambiciones, y Ravenna era una ayuda para ellas, más que ellas para Ravenna. Sebastian, sin embargo, había sido un buen compañero y confidente en su lucha y su búsqueda de conocimiento, pero al final su ambición había sido mayor y el abandono a Loughty fue inminente. El profesor Fig era todo lo que tenía realmente, y lo perdió por no haberlo protegido debidamente.

—Mierda —las lagrimas se colaron por las comisuras de su boca y le supieron a sal. Internamente agradeció que Ominis no la viera así, tan derrotada y patética—. Estoy...

Cansada. No, no iba a decirlo en voz alta, porque de decirlo se haría más real y ella no podía, no debía, estar cansada. [/code]