[code]Ya no era Sebastian el que estaba frente a ella, era ese monstruo sediento de poder y que parecía no tener conocimiento de cuándo debía parar o no. Ravenna se dejó hacer sin mover ella ni un músculo, pese a que en el pasado esas escenas eran muy distintas, hacía unos ayeres, cuando ella no dudaba en asaltarle la boca; pero el cansancio que ahora sentía, y la ligera depresión, servían muy bien de autocontrol. Qué ironía.

—Tu tío tenía razón sobre ti, Sallow. Eres un niño que no sabe ponerse un alto a sí mismo —así, con el cuello a merced del varón, la Slytherin volvió a sonreír con amplitud—. Perdiste a Anne por eso, a Ominis y vas a perderme a mí. Cuando menos lo notes tus pesadillas se harán realidad: te habrás quedado solo. Hubo un tiempo en el que te tuve miedo y compasión, pero eso se va esfumando poco a poco. [/code]