— Reconozco su esfuerzo, no los resultados. —y es que llegado ese momento, sí, el trabajo había avanzado lo suficiente, aunque no de la forma idónea, pues el sitio a donde habían ido a parar, estaba vuelto un desastre, sin contar los fuertes daños estructurales a la pequeña ciudad: Un mal necesario, quizá, pero que sólo lapidaba el avance de sus objetivos.

Una vez que le soltó, se aguantó la molestia sin hacer gesto alguno. Aunque tuviera el reflejo de sobarse la mejilla, no lo hizo y se cruzó de brazos.

— ¿Qué no ve mis ojeras? Estos días he trabajado bastante y dormido poco.

— No se nota del todo. —tiró poco más de la mejilla del Coronel, nada que fuera a lastimarlo de más, aunque sí dejaría un ligero rastro rojizo a su paso tras soltarle.

— "Ejo hahgo"...

Se justificó, no obstante su articulación de voz sufría por el maltrato. Sólo que no oponía resistencia; bien acostumbrado estaba ya a los regaños de su Subordinada.