Próximo destino, la taberna de la ciudadela. Un sitio del que ni siquiera la propia princesa consideraba algún día podría presenciar con sus propios ojos, aun así, la idea le parecía atrayente. Las festividades fuera del reino posiblemente no eran tan abrumantes como las que acostumbraba, y solo podía asegurarse de ello asistiendo a una personalmente.
Una vez recorriendo su camino en compañía de Bjorn, la joven bajo la mirada de las estrellas a la puerta que aguardaba su próxima vivencia. Un tanto nerviosa, y preocupada, alzo por un instante la mirada una vez más para encontrarse (..
(…) En ese instante, los murmullos y las miradas fueron dirigidas a Romine, algo que sin duda la hizo sentir incomoda, y no hizo más que dar una reverencia en agradecimiento por su hospitalidad, y acto seguido salir corriendo del establecimiento en busca del Goliath que acaba de desalojar la taberna. — ¡Sir.Bjorn, Sir.Bjorn! — Grito corriendo tras el hombre, quien, a pesar de ir caminando a un paso tranquilo, Romine tenía la necesidad de correr por la cantidad de paso que uno recorría. — Sir.Bjorn... Yo... Lamento mucho si le ofendí de alguna forma, lo lamento de verdad. Nunca antes había bailado con tanta libertad, así que... Si bien mi comportamiento no tiene justificación, le pido que por favor disculpe si fue insolente de algún modo. — Expreso en una tonalidad alta para que el alcanzara a escucharla, mientras jadeaba un poco por el camino reccorido en tan corto tiempo.
