Tras un largo viaje en los alrededores, el agotamiento finalmente había invadido el semblante de la “indomable” Romine. A decir verdad, era extraordinario su alcance, pues a pesar de nunca antes haber salido más allá del reino, había permanecido demasiado tiempo en constante avance; aunque claro que al no completar su divinidad como corresponde, tarde o temprano el agotamiento llegaría.
Fue así, que tras leer el mapa una vez más, pudo notar la presencia de un bosque a tan solo unos metros de su ubicación actual. (…)
En el pasado, su madre alguna vez llego a contarle historias referentes a los dignos valores de la raza elfica, pero al presenciarlos en persona hacían que sin dudas su niña interior se sintiese llena de admiración por aquello. Prestando atención a las acciones de la joven, notaria como aquel silbido desencadenaría la aparición de un felino negro cerca de ellas. Sorprendida, más no asustado, se encorvó un poco para analizar detenidamente aquella figura felina.
― ¡Asombroso! Lady Celesere, ¿qué clase de criatura es?, ¿acaso se trata de un cambiante, o es algo distinto? Será un honor para mí escuchar y aprender sobre sus orígenes. ― La curiosidad de la princesa no era mal intencionada, de hecho, podía ser un tanto inocente, pues de forma honesta disfrutaba el conocer cosas que sobresalieran de su propia normalidad.
