Tras un largo viaje en los alrededores, el agotamiento finalmente había invadido el semblante de la “indomable” Romine. A decir verdad, era extraordinario su alcance, pues a pesar de nunca antes haber salido más allá del reino, había permanecido demasiado tiempo en constante avance; aunque claro que al no completar su divinidad como corresponde, tarde o temprano el agotamiento llegaría.
Fue así, que tras leer el mapa una vez más, pudo notar la presencia de un bosque a tan solo unos metros de su ubicación actual. (…)
>> ― Yo solo quiero ayudarle y también con ello proteger este bosque, a mi gente y también la magia que aquí hay ― La decisión de la dama elfica está más que fundamentada por sus nobles ideales a los que no teme expresar. ― Estoy segura que lograremos hallar lo que busca ― Al decirlo, esta llevo dos de sus dedos a sus labios para soplar entre ello y crear un fino silbido que resuena por todo el lugar, incluso podría llegar a ser molesto para la joven princesa por estar algo cerca. Aquel sonido a los minutos, se ve manifestado a la lejanía algo moviéndose entre la espesura del bosque, aun no visible para cualquier ojo extraño al lugar, hasta que brota un enorme felino negro, con franjas blancas y dientes muy grande al frente, presentaba varias heridas en su rostro y cuerpo, historias de un compañero fiel de la sacerdotisa elfa por largo tiempo. >>
