Tras llevar varias semanas fuera del reino, la princesa Romine había conseguido pasar desapercibida entre los pueblos aledaños al mismo. Llevando una capucha por encima, la cual la alcanzaba a cubrir de pies a cabeza, merodeando así de un lado a otro, en compañía de uno de los corceles que había tomado durante su huida del palacio.
Fue en ese entonces, cuando Romine decidió dirigirse a un pequeño y recóndito pueblo, donde se rumoreaba la existencia de un libro de magia antigua, conocido como “Tomo de Claridad de Pensamiento”. (…)
Sombrero puntiagudo, cabellos rubios, ropa escandalosamente reveladora y un aura que gritaba forastera en comparación de los apagados pueblerinos.
Los viajes de los errantes no tienen un destino fijo: se dejan guiar por ambiciones, caprichos o curiosidad y pocas personas pueden llenar la categoría tan bien como maga apóstata, Julia Cordiath. El apodo de bruja le viene bien a un espíritu rebelde y llameante como el suyo, así que lo acepta en cada pueblo al que llega y las reacciones solo le entretienen más.
