— No, no, no, nada de excusas señorita Romine ¡Cuarenta lagartijas y cuarenta abdominales para empezar! — Dijo dando un par de palmadas el gigantón llamado Bjorn, mientras sonreía ampliamente, debajo de aquel casco esperando que comenzara a ejercitarse. Él estaba a cargo de entrenar a los novatos, y si bien ella no era nada de eso en lo académico y mágico, en la parte física sería bueno prepararle para cualquier cosa.
— A decir verdad, no es necesario. Al ser una hechicera, el fortalecimiento fisico no... — Notando el entusiasmo de aquel barbaro, la joven princesa no encontro mas remedio que seguirle la corriente. Tomando algo de aire, estiro ambos brazos hacia arriba, e inmediatamente se dispuso a seguir las intrucciones de Bjorn. — ¡Hagamoslo! —
— ¡Hahahahaha! Exacto a eso me refería, si quieres ejercitar esos muslos, y poner firmes esos brazos antes de tu expedición necesitarás ropa cómoda para lograr resultado. Mira bien cómo yo, que casi siempre ando semi-desnudo. — Dijo levantando el pulgar el menor pero más grande de los hermanos, sonriendo con esa sonrisa perlada que inclusive daba un brillito, después de que diera un guiño.