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R1581860 · M
¿De verdad la había escuchado aceptar? Su ceja arqueada demostró su sorpresa ante ello, sin molestarse en absoluto en disimularla.
—¿Oh? Perfecto. Entonces, tenemos una cita. —Dijo, acompañando sus palabras con un guiño... Y empujando al fondo de su ser la pequeña incomodidad que siempre resonaba en su interior cuando se hallaba cerca de Zylith. Se juró a sí mismo que esa ocasión sería la indicada para averiguar la razón; pues podía ser despreocupado, hasta irresponsable, pero rara vez le fallaba la intuición.
—Listo, por supuesto.
Mientras la chica revisaba las fotografías, Richard se ocupó de su equipo; asegurándose que la Desert Eagle modificada estuviese cargada, qué los amuletos estuvieran en su sitio, que las dagas de plata siguieran acomodadas en sus fundas; para ser un sacerdote, llevaba encima un arsenal más propio de un mercenario. Tras colocarse unos guantes de piel (grabados con runas por dentro), dedicó una sonrisa traviesa, más segura, a Zylith.
—¿Oh? Perfecto. Entonces, tenemos una cita. —Dijo, acompañando sus palabras con un guiño... Y empujando al fondo de su ser la pequeña incomodidad que siempre resonaba en su interior cuando se hallaba cerca de Zylith. Se juró a sí mismo que esa ocasión sería la indicada para averiguar la razón; pues podía ser despreocupado, hasta irresponsable, pero rara vez le fallaba la intuición.
—Listo, por supuesto.
Mientras la chica revisaba las fotografías, Richard se ocupó de su equipo; asegurándose que la Desert Eagle modificada estuviese cargada, qué los amuletos estuvieran en su sitio, que las dagas de plata siguieran acomodadas en sus fundas; para ser un sacerdote, llevaba encima un arsenal más propio de un mercenario. Tras colocarse unos guantes de piel (grabados con runas por dentro), dedicó una sonrisa traviesa, más segura, a Zylith.
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