—Benditas vacaciones.— tomo su mano y comenzó a besar su dorso, muñeca, brazo, ante brazo hasta, disfrutaba cada milímetro de su piel a beso, así hasta llegar a su hombro.
— Mi hermosa mujer es toda mía el día de hoy. ¿Qué hice para merecerte?—
—Tan bien como hace tanto tiempo no lo hacía.— paso saliva y dejó un suspiro escapar, era tan placenteros sus caricias, era tan maternal y cálida que solo quería poder estar todos los días así.
—Quiero quedarme todo el día en la cama contigo.— ladeo su rostro hasta que su boca atrapo su pulgar para brindarle una suave mordida.
-Un leve escalofrío le recorrió al escucharlo recién despierto para responderle mirandole con una pequeña en sus labios mientras continúa dandole suaves caricias pasando después a acariciar su mejilla con ternura.-
—Hmmg... buenos días.— vibraba su garganta, esa voz al recién despertar necesitaba aclararse con un vaso de agua. Sonreía por las dulces caricias, se sentía en el cielo cuando rascaba suavemente su cuero cabelludo con sus uñas, una sensación bastante rica como si fuera su debilidad.
—¿Cómo amaneciste, hermosa?— le miro de soslayo levantando un poco su cabeza para repegarla a su tacto.
