¿Qué? -Él por su parte no se esperó para nada tales respuestas, más aún porque para Máxito si habian pasado muchos años, había madurado bastante y parte de su mentalidad era la de no quedarse en el pasado. Por supuesto que en ese momento estaba a punto de parar aquellos comentarios en seco, pero por respeto esperó hasta que este terminara su palabrería mientras su brazos se cruzaron con quizás algo de indignación.-
¿Tú nunca vas a madurar? -Cuestionó con esa ligera molestia de que se haya mal interpretado todo y como era de esperarse de alguien que si daba vuelta la página, solo se dispuso a retirarse, sin omitir más palabra al respecto, al menos no de ese tema.- Qué te vaya bien.
varios más. **Y, tras decir aquello, sigue su camino a la fosa guiverno, para buscar a Serveere y partir con su escuadrón que, leales, seguro esperarán toda la vida, si es preciso, por él.**
**Ante esos comentarios, el príncipe se detiene en seco, un tanto extrañado porque el tema haya salido a flote, en ese momento. Aunque...** ¿Qué es lo que buscas con esas palabras, "Miyano"...? **Inquiere con suma gelidez, así como con intriga y un dejo de desconfianza por el muchacho.** ¿Crees que me asustaré por el compromiso y la deje para que tengas una vía libre...? **Ciertamente ya no es el joven inexperto que no sabe interpretar ciertas señales, o impulsos pasionales. En los últimos tiempos ha lidiado suficiente con celos, rabietas, artimañas, trampas y rencores entre mujeres (y algunos hombres afeminados), por su atención; que sabe de que clase de cosas son capaces para quitar de en medio a algún rival, en su objetivo por ganárselo a él.** ¡Nunca! **Añade con voz de acero, para luego agregar con firmeza.** Será mi futura reina. Y es normal que me dé un heredero... o
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-Su objetivo hasta cierto punto se cumplió, humillar o más bien molestar a esa copia de Eberhard, más aún a sabiendas que todos le detestaban, pero indirectamente no le interesaba, una pequeña jugarreta antes de seguir con su camino no ocasionaría mucho conflicto, ¿O si?
Intentó no pensar mucho al respecto ya que cuando pudo alcanzar al príncipe, esa sonrisa se mantuvo, aún después de dicha pregunta en cuestión, claro que no iba a ser él quien le de esa noticia por obvias razones, pero aún así necesitaba ver su reacción con respecto a ese tema, solo por simple curiosidad.- Quizás, quizás. Las mujeres se embarazan, tarde o temprano podrás tener un hijo y tendrás que ocuparte de cambiar pañales. Nada de criadas o sirvientes. -Picoteó la costilla ajena con su codo mientras emitía su charla con bastante elocuencia.-
**Por supuesto que la aparición del extraño chico, desconcierta, hasta cierto punto a ambos hombres. El Monarca, por su parte, tan sólo le dirige una mirada, un tanto despectiva, aunque no dice nada al respecto, y el príncipe Ellian lo mira anonadado, y más aún por aquella acción de tocar su nariz, y llamarlo "bufón". Aquello es suficiente para que el joven se vaya del lugar, a un paso apresurado. Mientras tanto, el Príncipe Eberhard, quien se dirige a la fosa guiverno, tan sólo escucha los pasos detrás de él y, el olor, tanto como la presencia del chico lo delatan; por lo que sólo resopla, con cierto fastidio, para si.** No puedo creerlo... **Sin embargo, estuvo a punto de desviar la mirada, y voltear irritado en su dirección, en cuanto siente las manos ajenas posarse sobre sus hombros. Mas a la mención de aquello último, simplemente se detiene en seco, y esboza una sonrisa burlona, junto con una risa en mofa,
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[...] A Ellian primero mientras tocaba su nariz, simulando una nariz de payaso.- Bufón~ -Y hacia el Monarca una mucho más elegante pero sin perder esa exageración tan casual y llena de gracia que él mismo parecía ser un bufón del lugar.- Majestad~ -Tras ello siguió su camino por detrás de Eberhard, seguramente dejando desconcertados a ambos hombres por su aparición y saludo poco formal, ¿Y como para no? Él no era de ese mundo, no tenía que seguir leyes que no le correspondían, pero un saludo era algo natural en un Japonés, pese a no conocer mucho a ambos hombres
Cuando pudo alcanzar al príncipe, simplemente dio un pequeño salto para treparse con sus manos sobre sus hombros por unos cortos segundos y luego posicionarse a su lado, junto a una radiante sonrisa.- ¿Alguna vez cambiaste un pañal? Porque si no lo hiciste, te enseñaré.
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-Máxito pese a haber cambiado mucho, algunas conductas no las podía erradicar así como así; el meterse en cosas que no le competían era una de ellas, por mucho que intente no hacerlo y claro que toda aquella discusión fuera de la habitación fue muy entretenido para él, al punto de levantarse de su asiento, abrir con sutileza la puerta para ojear toda la situación, dejando en segundo plano la charla que tenía con aquella mujer en la habitación.
Uhhhh~ Qué penoso es ser tú. -Comentó el chico ante la disputa, el golpe y la forma de actuar del Monarca, claramente referido hacia aquel sujeto parecido a su querido príncipe. A esas alturas estaba dudando si en verdad ambos eran hermanos ya que nunca tuvo la oportunidad de aclarar aquello. Sin embargo no se quedó quieto. Apenas le dieron la orden a Eberhard de retirarse, el muchacho salió disparado detrás suyo, pero no sin antes pararse en el camino para hacer una exageradisima reverencia hacia ambos sujetos [...]
es interrumpido por un contundente revés, dado con el pesado dorso de la mano del Monarca; a lo que Eberhard, observándo aquello con frialdad, tan sólo mira de reojo a Ellian, de una manera un tanto despectiva.** ¿Y como harás eso...? **Se escucha la voz burlona del Monarca.** El ejército no te tiene lealtad alguna... eres como un niño asustado intentando domar fieras. Siempre metido en tus cuentos y canciones, que no inspiras respeto alguno... Eberhard, por otro lado, aunque crecido en la inmundicia, ha sabido como ganarse al ejército. Ha estado en batallas. ¡Ha comandado guerreros! ¡Ha matado otros guerreros! Ve allá y no regreses sin la cabeza de los instigadores... **Añade, dirigiéndose en la última frase a Eberhard, quien sólo asiente con una sonrisa, un tanto torcida, para dirigirse a paso rápido, hacia las salidas del castillo. Por otra parte, Ellian, tan sólo lo mira con una rabia dolorosa, sosteniendo
